familia
El castigo más efectivo: aislar al niño
Lo más útil para corregir una mala conducta es privar al pequeño de nuestra atención, según los expertos
carlota fominaya
Las conductas de las que se hace caso omiso se extinguirán tarde o temprano . Esa es la firme conclusión a la que llega el especialista en Pediatría, Neurología y Psiquiatría Paulino Castells en su libro « Tenemos que educar » , una guía de ... ideas para superar la crisis de autoridad y acabar con la mala educación publicada por ediciones Península. Lo corrobora el psicólogo Sergi Banús ( www.psicodiagnosis.es ). «Cuando se impone un castigo es bueno marcar también la distancia física y emocional con el niño, y la menor manera para ello es aislarle. En un primer momento se enfadará más, pero esta es la manera de hacerle más "daño" a un pequeño para el que lo más importante al final es llamar la atención de sus padres». «Así es —prosigue Castells—. Al principio, al intentar hacer caso omiso de una conducta que durante bastante tiempo hemos estado "recompensando" (de manera inconsciente), podemos hacer que su frecuencia aumente durante unos días, pero luego desaparecerá por completo».
Ignorar al niño
¿Cómo se ignora a un niño? «Hacer caso omiso de una conducta quiere decir no exteriorizar ninguna reacción ante ella. Es muy importante que a los padres se les quede grabada esta idea. Hacer caso omiso es hacer caso omiso, en el más amplio sentido de la palabra. Es decir, no volver la cabeza, ni taparnos los ojos, ni los oídos, ni salir de la habitación... Porque entonces, el niño se ve "recompensado", ya que es él quien obliga a adoptar estas actitudes. Así pues, que quede bien claro: hay que poner "cara de póquer, y punto. Ante los potentes bramidos que suelte el chaval en plena rabieta, nosotros como quien oye llover. ¡Sin inmutarnos!», prosigue el autor de «Tenemos que educar».
Castells, también doctor en medicina y cirugía por la Universidad de Barcelona, propone esta serie de normas prácticas para que el aislamiento del niño sea eficaz:
1. Hay que hacerlo antes de que el niño haya perdido el autocontrol: antes de que se ponga «fuera de sí», como se suele decir.
2. No preste atención al niño cuando lo lleve a la habitación destinada a este menester del aislamiento: llévelo con rapidez y energía.
3. No hace falta entrar en la habitación para darle explicaciones: el niño, si es mínimamente listo, establece una conexión inequívoca entre su conducta y la consecuencia que esta merece.
4. Bajo ningún motivo debe interrumpir el aislamineto: hay dejarlo aislado durante un tiempo prudencial.
5. Si persiste su conducta indeseable dentro de la habitación, se le advierte de que el aislamiento durará más tiempo.
6. Hay que evitar que el niño se habitúe o incluso le encuentre el gusto al aislamiento; por ejemplo, si se le permite «escapar» de otras actividades que le desagradan.
7. Hay que asegurarse de que dentro de la habitación de aislamiento no hay nada con lo que pueda entretenerse.
8. Hay que aislar al niño cada vez que se produzca el comportamiento anómalo y tan pronto se inicie. No hay que esperar a que nos saque de las casillas.
9. Si con la técnica de aislamiento no conseguimos , en el plazo aproximado de una semana, que se atenúe o elimine la conducta indeseable, es el momento de que probemos otra cosa.
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