somalia
¿Quién financia a los islamistas de Al Shabab?
Solo en 2011, el grupo terrorista generó más de 25 millones de dólares gracias a su control en la exportación del carbón vegetal que transita desde los puertos de Somalia
EDUARDO S. MOLANO
Diáspora y carbón vegetal. Un mantra al que se agarra el islamismo radical en el Cuerno de África. El pasado miércoles, dos hermanos gemelos somalíes eran condenados por un tribunal de Reino Unido a tres años de cárcel por financiar actividades terroristas en ... su país de origen.
Según la Fiscalía, los dos acusados -residentes en Londres- formaban parte de una “red de apoyo” a los campos de entrenamiento que la milicia islamista Al Shabab mantiene en el sur de Somalia y donde se encontraba interno su hermano mayor, a quien desde 2008 enviaban cantidades periódicas de dinero.
Precisamente, la sentencia se daba a conocer tan solo dos días después de que un ciudadano estadounidense se declarara culpable, esta vez ante una corte de Chicago, de captar fondos para el grupo rebelde.
Dos casos penales similares, separados en el espacio por más de 6.000 kilómetros, y que ponen de relieve el creciente peso adquirido por la diáspora somalí (de origen o adquirida) en las actividades delictivas de Al Shabab, considerada la rama de Al Qaida en la región.
Como advierte Daveed Gartenstein-Ross, analista de la “Foundation for Defense of Democracies”, el aislamiento social que sufren los inmigrantes somalíes en Occidente, así como su falta de integración en el mercado laboral, constituye el caldo de cultivo perfecto para las redes de captación de terroristas en el extranjero.
Monopolio
Para Gartenstein-Ross, en este sentido, resulta clave el área metropolitana de Mineápolis (EE.UU.), hogar de 70.000 somalíes y sede de los centros islámicos de Abubakar as-Saddique e Imam Shafii, dos mezquitas vinculadas en el pasado al yihadismo radical.
Precisamente, de ellas partió uno de los más “ilustres” terroristas de Al Shabab, Ahmed Shirwa, un somalí residente en Estados Unidos durante una década y que, en octubre de 2008, se inmolaba en la sede de Naciones Unidas en Hargeisa. Un atentado que causó la muerte a cerca de 20 personas.
Sin embargo, la diáspora somalí no es la principal fuente de ingresos del grupo rebelde.
Solo en 2011, la milicia generó -según fuentes gubernamentales- más de 25 millones de dólares (un incremento cercano al 50% con respecto al año anterior) gracias al monopolio con el que cuenta el grupo en la exportación del carbón vegetal que se dirige hacia los países del Consejo de Cooperación del Golfo.
De igual forma, y pese a que en febrero pasado el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas aprobó la resolución 2036 que impide la importación de carbón vegetal desde Somalia , a día de hoy, ésta continúa siendo la principal fuente de ingresos de la milicia. Sobre todo, gracias al “laissez-faire” de dos de los principales importadores de esta mercancía: Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí.
Presión sobre Eritrea
No resulta extraño, por tanto, que la toma de las ciudades de Kismayo , Baraawe y Marka por parte del Gobierno central resulte primordial para detener el flujo de dinero hacia el grupo islamista. Sin estos puertos, se acabó el carbón. Y sin carbón, se acabaron los fondos.
Más aún, cuando el peso específico de Eritrea, histórico aliado militar y financiero de la milicia , parece haberse reducido.
¿El motivo? El mayor escrutinio internacional al que se han visto sometidas sus acciones (a comienzos de julio Estados Unidos sancionaba a dos altos cargos del Gobierno de Asmara por su apoyo a Al Shabab), así como las crecientes fricciones entre el país africano y el propio grupo rebelde tras declarar su adhesión formal a Al Qaida.
Sin embargo, la diáspora vuelve a ser fundamental en este sentido. Según señala un reciente informe del Grupo de Vigilancia de las Naciones Unidas sobre el país africano, el consulado eritreo en Toronto (Canadá) aplicaba un impuesto a sus registrados cercano al 2% , encaminado a financiar -presuntamente- operaciones militares en el Cuerno de África. Todo ello, pese al embargo de armas que pende sobre Somalia desde 1992.
Parece que más de uno va a recibir carbón (vegetal) estas navidades.
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