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Londres 2012 sortea el caos en el Día D para su red de transportes

El efecto disuasorio de las advertencias cuasi apocalípticas lanzadas por las autoridades previene con éxito los atascos infinitos que se preveían en London Bridge y en el metro

Londres 2012 sortea el caos en el Día D para su red de transportes

MARCELO JUSTO

Los Juegos Olímpicos 2012 han pasado su primera gran prueba. Y no era ciclismo o baloncesto o los 100 metros. Este lunes estaba considerado el «Día D» por la autoridad de Transporte capitalino (Transport for London, TFL) por ser el primer día en que los habituales trayectos laborales convergían con los viajes a las sedes olímpicas. Los presagios eran apocalípticos: parálisis en los centros neurálgicos londinenses, cuasi hundimiento del London Bridge y embotellamientos al estilo de «La autopista del Sur», el célebre cuento de Julio Cortázar. Pero no ha sido así.

«He venido a ver con mis propios ojos cómo está el metro, y anda bien», asegura Cameron

Un orgulloso primer ministro señaló por la mañana que las cosas marchaban bien. «Vine a ver con mis propios ojos cómo funciona el metro, y puedo decir que anda bien. Claro que los desafíos son enormes, tendremos que ir resolviéndolos uno a uno», dijo David Cameron. Su equipo se cuidó de publicar una foto en Twitter del jefe del gobierno sentado en un vagón.

Con un millón de visitantes adicionales cada día en las calles y subsuelo de Londres, TFL calculaba que este lunes –al igual que en el resto de días grandes de estos Juegos– habría un 25 por ciento de aumento en el número de viajes diarios, quince millones de desplazamientos frente a los habituales doce millones . Y sus alertas daban miedo. «London Bridge va a estar más transitado que nunca y debe evitarse por completo. Los espectadores que van al evento ecuestre en Greenwich deben tomar una ruta alternativa. El lunes va a ser el día más difícil de los juegos». Los mensajes son replicados sin cesar en varias cuentas de Twitter asociadas a los Juegos.

Caos tras la ceremonia de apertura

Y, finalmente, el apocalipsis no se manifestó en forma de atasco. A la luz de los hechos, la estrategia de tanta alerta machancado durante semanas parece haber tenido el efecto deseado. Ya el viernes, la circulación de pasajeros para la ceremonia de inauguración fue un 15 por ciento menor que lo normal en un día de entre semana de julio. Hoy lunes, las autoridades estiman que el tráfico era un 17% menor de lo norma l, gracias a que muchos londinenses optan estos días evitar el centro y los desplazamientos en coches y a que, en muchos casos, trabajan desde casa. Las líneas que llevan más pasajeros al estadio, como la Central o la Jubilee, soportaron una fuerte asistencia pero sin incidencias notables.

Por ahora, el único contratiempo de gran envergadura se produjo a la salida de la inauguración el viernes por la noche, cuando muchos asistentes tardaran horas en llegar a sus casas. A pesar de esta primera exitosa prueba de fuego, TFL insiste en la necesidad de planear rigurosamente los viajes.

Varios portales de internet ayudan a planificar los desplazamientos

Londres tiene 10 terminales ferroviarias que reciben diariamente unas dos millones de personas, 11 líneas de metro con unos tres millones de pasajeros diarios y una red de autobuses que cubre 700 rutas y transporta unas seis millones de personas. La combinatoria en esta red requiere planificación en días normales, particularmente en las horas pico.

Para los Juegos han proliferado los sitios de internet oficiales y privados para moverse por la ciudad sin morir en el intento. Un sitio específico suministra información las 24 horas para llegar por la mejor ruta con la menor cantidad de demora posible. Además no todo son dolores de cabeza. Durante los Juegos el metro tendrá conexiones wifi gratis –la compañía O2 ofrece conexión gratuita en casi todo el centro– y habrá servicios hasta la una y media de la mañana.

Antecedente de Atlanta 1996

Las cosas en coche no son más fáciles. Desde el desastre en los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996, en los que algunos atletas no llegaron a destino por los atascos de tránsito, la creación de carriles específicos para los deportistas ha sido una solución de rigor. Estas Olimpiadas no son una excepción. Los carriles están marcados con gigantescos aros de los Juegos Olímpicos y, si uno comete el error de meterse en uno de ellos sin la autorización pertinente, terminará pagando una pequeña fortuna: alrededor de 170 euros de multa. El día previo a la inauguración un grupo de atletas franceses cometió el pecado opuesto: viajó a paso de hormiga al Parque Olímpico por el carril que correspondía a los mortales comunes . El único consuelo al despiste es que no pagaron multa.

Borges decía que Londres es como un «espejo roto» por lo sinuoso de sus calles

En una ciudad que Jorge Luis Borges describió como un «espejo roto» por la estructura entreverada y sinuosa de sus calles, esta habilitación de carriles especiales es un paraíso para unos pocos y un infierno para el resto. El mismo TFL ha aconsejado olvidarse del coche advirtiendo que conducir en el centro de Londres puede ser una pesadilla .Algunos han seguido el consejo con típico pragmatismo británico.

Otros – camionetas de reparto, comerciantes, taxistas, trabajadores varios – no tienen más remedio que cruzar la ciudad en medio de los Juegos. La BBC recogió la queja de algunos, como una florista, exasperada por las demoras que ponían en peligro sus ventas «en medio de la recesión que tenemos». Farmacias, pubs y empresas de transportes de urgencia han tenido que reorganizar su logística de entregas , explotando al máximo la franja de doce de la noche a las 6 de la mañana en que la red de carriles olímpicos está abierta.

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