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«Elogio del odio»: la novela prohibida de Khaled Khalifa
«Elogio del odio», de Khaled Khalifa, arranca con la represión de Hafez El Asad en los años 80. Una dictadura que se perpetúa y contra la que se siguen estrellando quienes piden democracia
mercedes monmany
Torturas y persecuciones a opositores islámicos, ejecuciones extrajudiciales, asesinatos en masa, cárceles siniestras, corrupción generalizada entre los militares y los déspotas que detentan el poder de forma autoritaria y semimafiosa. Quien se acerque a los estremecedores episodios contenidos en la impresionante novela Elogio del odio ... –prohibida en su país–, del escritor y guionista Khaled Khalifa (Alepo, 1964), tendrá la sensación de haber vivido antes todos los acontecimientos narrados en este magnífico y muy realista fresco de la Historia reciente de Siria. Un periodo que cubre desde los convulsos años 80 del pasado siglo hasta la primera década del actual.
Si se buscan coincidencias, incluso los tiranos comparten apellido
El lector tiene la impresión de adentrarse, a través de una familia imaginaria de la rebelde ciudad de Alepo , en el eco brutal de algo conocido , pues hoy se enfrenta a la exacta reproducción en el tiempo, tres décadas después, de la represión implacable y sangrienta de un régimen tiránico que ya tuvo lugar treinta años antes. Violencia apenas transmutada que nos llega a diario, de forma ininterrumpida, a través de la crónica macabra de cientos de asesinatos narrados casi en directo por los medios de comunicación.
Si se buscan coincidencias, incluso los tiranos, que como todos l os poderosos en esta novela carecen de nombre concreto , comparten apellido. En aquella época se trataba de Hafez El Asad , del partido Baaz, que llegó al poder en 1971 gracias a un golpe de Estado, y que lo detentó de forma férrea hasta su fallecimiento, en el año 2000, cuando pasó automáticamente a manos de su hijo, Bachar El Asad . La novela finaliza antes de la llegada de este último al poder, que le entregan su padre y el Ejército.
Ojeras tras la rejilla
Aunque narrada por la voz de una mujer anónima , a través de la cual el autor ha querido representar el proceso interior y exterior de fanatización de un individuo, el protagonista auténtico de esta novela coral es la juventud árabe de los años 80. Una juventud aprisionada a sangre y fuego, sin posibilidad aparente de elección, entre los radicales islamistas y el despotismo militar, junto a una minoría comunista, que no pocas veces compartiría con los rebeldes la inspiración y el culto a la personalidad de lejanos líderes como el Che Guevara o Lenin.
La juventud árabe de los años 80 es la auténtica protagonista de esta novela
La narradora crece en casa de sus abuelos, un hogar acomodado y conservador , compuesto por una gran cantidad de tíos y tías, a cual más diferente. Entre ellos, el libertino Omar, contrabandista de armas; el ardiente fundamentalista Bakr, integrado en la clandestinidad en los Hermanos Musulmanes, o la liberal y soñadora Safah . Esta última será la que tenga un fin más paradójico. Instalada con su marido en Kandahar, le enviará a su sobrina «su foto»: una mujer con burka. Detrás de la rejilla que le oculta por completo el rostro «se distinguían las ojeras».
La cabeza visible del clan es el abuelo, un respetado comerciante de alfombras. En su casa, e nseguida el lector percibe dos mundos totalmente separados, el de los hombres y las mujeres . La única salida al exterior que les es permitida a estas últimas es la rutina semanal de una expedición hacia el hammam, los baños públicos.
Sierva obediente
Las cuatro mujeres del hogar, totalmente cubiertas de negro, desfilan por las callejuelas del barrio, guiadas por un criado ciego, el único hombre, aparte de los integrantes de la familia, que vive en la casa. Una tía soltera, Miriam, guardiana de la virtud islámica , le describe con pasión a la narradora el camino a seguir. Con minuciosas referencias a los versículos coránicos, los relatos del Profeta y la vida de los santos, le vaticina el futuro que le aguarda: ser una sierva obediente en brazos de su marido.
La palabra «patria» había sido secuestrada
Tras innumerables vicisitudes que abarcan la época de las revueltas y que le harán formar parte de una célula integrista, solo su estancia en la cárcel, durante siete largos años, le obligará a r ecorrer a la inversa el camino del odio, para el que estaba tenazmente programada . Y lo hará entrando en contacto con otras formas de pensar, con distintas «comunidades» de creyentes o no creyentes que se hallan igualmente presas. También la palabra «patria», dice, había sido secuestrada por unos y otros: «Nosotros la queríamos islámica, otros marxista y los verdugos la veían como un coto privado, lleno de cárceles , para seguir gozando del poder al que se aferraban».
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