La mayor turbina eólica del mundo, a prueba en la costa atlántica francesa

Un segundo aerogenerador se instalará en el fondo submarino del litoral belga en otoño. Hará compañía a las 55 turbinas que se localizan a 46 kilómetros del puerto de Zeebrugge . Belwind, que confía en poder suministrar energía eléctrica a 175.000 hogares en Bélgica (165 MW) y evitar la emisión de 270.000 toneladas de CO2 al año, proporcionará el espacio experimental necesario a Alstom durante tres años.

La corporación francesa ha apostado por una turbina diseñada para el medio marino en lugar de llevar hasta éste modelos ya empleados en tierra. Aunque el prototipo Haliade 150 se prueba en suelo firme para realizar mediciones y ajustes de forma más económica y sencilla.

«Un técnico que tuviera que acercarse en helicóptero a examinar una de las máquinas situadas en alta mar tendría, primero, que recuperar sus plenas condiciones tras un trayecto cargado de continuos y bruscos movimientos; para una ida de hora y media emplearía 45 minutos, por ejemplo», señala Frederic Hendrick, vicepresidente de Eólica Marina de Alstom.

Haliade 150, ideado para generar una potencia de 6 MW y cubrir las necesidades de 5.000 domicilios en Francia, se encuentra en fase de prevalidación . «Es un proceso complicado por la cantidad de sensores presentes en la turbina», explica Alejandro Saldaña, responsable de la planta que Alstom inauguró hace un año en Le Carnet, ciudad próxima al puerto de Saint-Nazaire. «Hay 1.500 de ellos por cada tres milímetros de cable». Haliade 150 produce 0,5 MW en la actualidad. Cuando multiplique por doce su capacidad y la mantenga durante doce meses obtendrá la certificación oficial.

Alstom planea la producción de series del ingenio para 2014. Se supone que sus cuatro fábricas radicadas en la región de los Países del Loira sacarán adelante 100 unidades al año . En abril, el Gobierno francés les adjudicó tres de los cuatro proyectos de campos eólicos licitados en julio de 2011 para el Atlántico Norte con vistas a 2016 (240 aerogeneradores).

«Pretendemos desarrollar nuestro plan de negocio offshore en Reino Unido, país que cuenta con un potencial de generación eólica a lo largo de su litoral de casi 34 GW. Cada año se podrían instalar con éxito entre 3-7 GW», asegura Hendrick. Las medidas lanzadas por la Unión Europea para combatir el cambio climático los animan, pues obligan a sus Miembros a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 20% y a promover las energías renovables hasta el 20%.

«España tiene un gran potencial en eólica marina. Exportamos nuestro conocimiento pero carecemos de apoyo administrativo, una estrategia industrial definida o una tarifa clara en casa. La eólica en tierra ha demostrado su competitividad , incluso sin primas, solo una década después de sus primeros pasos. Es verdad que el coste de la eólica marina resulta más caro al principio, pero luego se abarata. Lo que perseguimos es que ambos gastos terminen por igualarse en cinco años», manifiesta Jordi Puigcorbé, vicepresidente de Innovación de Alstom.

El prototipo no afecta a las aves grandes. No ocurre así con una pequeña suma de pájaros de menor envergadura (que no alcanzan alturas elevadas de vuelo) y con los murciélagos (que se alimentan de los insectos que se arremolinan bajo el haz de luz que proyecta la parte alta de la turbina por las noches), según un estudio publicado por una organización ecologista francesa hace tres semanas. «Hemos pensado apagar la máquina durante el horario nocturno, dado que la fuerza del viento también disminuye», asegura Hendrick.

Cuando las unidades del modelo se instalen en el mar, y una vez cumplida su vida útil (dos décadas), la subestructura sobre la que se asienta de cada una de ellas puede servir de improvisado arrecife de coral . «Cualquier cuerpo metálico que dejes en el fondo del mar acaba convertido en refugio para diferentes especies en apenas un lustro», comenta el vicepresidente de Eólica Marina de Alstom, aficionado al buceo.

Haliade 150 se tarda un día en montar; alguno más se invierte en desarmarlo. «El 90% de sus materiales son reciclables , salvo el tipo de fibra de vidrio que incorporan las palas», subraya Hendrick.

«En los 70 la zona de Saint Nazaire que ahora ocupa la turbina iba a acoger una central nuclear, pero no obtuvo el respaldo popular. Todos los días, desde que empezamos a construir el aerogenerador, un grupo de quince personas acudía hasta aquí para contemplar la evolución de los trabajos, como si de un programa de televisión se tratase. “¿Cuánto falta?”, preguntaba siempre una señora sexagenaria».