Saramago abre su casa del desasosiego en Lisboa

El mismo día que nació Torrente Ballester y murió San Antonio, el espíritu y la obra de Saramago se acercan al público desde una nueva ventana. Aquella en la que el Premio Nobel de Literatura se imaginó sentado, viendo los barcos pasar por el río Tajo. Pero las ruinas arqueológicas encontradas durante las obras de adaptación de este edificio para la fundación retrasaron los trabajos y Saramago falleció sin ver finalizado el proyecto. El próximo día 18 se cumplen dos años de su muerte y serán sus cenizas (depositadas junto a una olivera de su tierra natal frente a la Casa dos Bicos) las que acompañen la nueva andadura de su fundación.

«Somos pocos y pobres, pero con mucha ambición», dice con humor Pilar del Río, la mujer que conoció Saramago en 1986 y con quien se casó dos años después. La periodista andaluza, ahora instalada en Lisboa, ha trabajado día y noche para que todo, o casi todo, esté listo para este día. «Ha sido un proceso largo y doloroso», recuerda.

Un contenedor enorme procedente de Lanzarote trajo en cientos de cajas «cartas, documentos, libros y muchos papeles de Saramago». La casa y la biblioteca del escritor portugués «siguen intactas en Lanzarote», asegura Pilar, «pero las hemos descapitalizado, hemos traído lo que estaba dentro y nadie veía», añade. En la Casa dos Bicos la exposición «La simiente y los frutos» recoge gran parte de este legado que podrá ir variando con el paso de los meses, pero sin perder su contenido principal. En el piso superior habrá espacio para otras exposiciones temporales.

Una biblioteca con más de cinco mil libros (la de Lanzarote tiene veinte mil), un auditorio, una sala para investigadores y una tienda están también instalados por los cuatro pisos de este edificio. Y lo más importante, «el espíritu de Saramago va a estar aquí», garantiza su viuda. «No somos un museo, sino una fundación y queremos que la casa emita vida, sangre...», añade. La primera máquina de escribir de Saramago, sus gafas, su mesa de escritorio, su primer cuadro...realmente parece que el escritor trabaja allí y que mientras observamos sus pertenencias él se fue a por el café que siempre ofrecía a quien iba a visitarle. La Fundación vivirá principalmente de los derechos de autor del Premio Nobel y no cierran puertas a los patrocinadores (algunos han colaborado en la nueva instalación). La entrada será gratuita durante el primer mes y después se cobrarán 3 euros a los portugueses y algo más a los extranjeros por la visita, «una forma de mantener este edificio, patrimonio histórico », recuerda Pilar del Río.

Este otoño esperan comenzar con las conferencias, sin fecha cerrada porque “primero teníamos que tener la seguridad de que íbamos a abrir”, confiesa la viuda de Saramago. Ya han contactado con “mentes brillantes” y ahora es el momento de que surjan alternativas, propuestas, discusiones y que se lancen ideas, como querría Saramago.