38 raquetazos de puro estómago

Es la épica que nunca falta en un Grand Slam, y que ya afloró en las más de seis horas de maratón que jugó John Isner contra Paul-Henri Mathieu .

Por si fuera poco, más allá de la anécdota, el punto tuvo el valor de ser de esos que cambia la historia de un partido . el El saque correspondía a Dimitrov, que servía con 5-4 a favor para adjudicarse el segundo set y poner en un serio aprieto al francés, que ya había cedido el primero. Pero Gasquet arañó una bola de "break" que podía devolverle el empate. Dimitrov lanzó el saque para salvarla... y allí empezó la jugada del partido.

Los dos tenistas completaron un exhaustivo intercambio de 38 golpes , en el que Gasquet se defendió como gato panza arriba para, poco a poco, robarle la iniciativa del punto al búlgaro y terminar rematándole con un un "smash". La grada enloqueció con su favorito.

Y éste, inmediatamente, echó la cabeza hacia abajo y vomitó, sobrepasado por el esfuerzo. En el otro lado de la cancha, Dimitrov se tiró al suelo llevándose la mano al muslo por un calambre del que tardó varios minutos en recuperarse. Está claro que ninguno de los dos ha sido agraciado con el físico de un Rafa Nadal .

Gasquet terminó imponiéndose en el set, y en dos mangas más ya había superado al búlgaro. En su caso, se puede decir que para ganar echó el resto. E incluso algo más.