Gran éxito de Diego El Cigala en una iglesia de París

El Cigala ha triunfado en París en otras ocasiones, en salas tradicionales. Su gran concierto de la noche del jueves, en la iglesia de Saint-Eustache, tenía algo único y excepcional. Una gran iglesia, bajo protección real, desde el siglo XIV, reformada por el Vaticano y los reyes de Francia, durante varios siglos, se abría por vez primera al cante flamenco, en el marco de un ciclo consagrado al mestizaje musical de nuestro tiempo.

Es en ese marco, histórico y muy actual, cosmopolita, donde el arte de Diego El Cigala, traído a París por el Instituto Cervantes, puso a la iglesia repleta en pie , aplaudiendo un concierto que también era una síntesis del repertorio del gran cantante. Decir que El Cigala, como Camarón, en su época, es un gran “reformador” del cante y el arte flamenco , siguiendo la estela abierta por Paco de Lucia, hacia los años 70 del siglo pasado, quizá solo sirva para recordar una evidencia que tiene muchos otros rostros.

En su concierto de la iglesia de Saint-Eustache, El Cigala realizó una suerte de síntesis de su gran repertorio , donde están presentes las tradiciones flamencas más o menos heterodoxas, enriquecidas con las tradiciones de otras culturas y otras tradiciones, del jazz al tango, de las músicas del Caribe a los grandes “standard” de la música ligera universal.

El Cigala todo lo “devora”, todo lo asimila , todo lo transforma, para ofrecer una síntesis de nuevo cuño: una música cosmopolita y universal, que suena de manera muy bella y majestuosa en la nave central de una iglesia abierta al mestizaje cultural más cosmopolita, renovando de ese modo su tradición de espacio sacro consagrado a la música clásica.