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«Paradise Love», un jarro de obscenidad y degradación en el Festival de Cannes

La proyección de la cinta de Ulrich Seidl sobre el turismo sexual dejó un regusto amargo, contrarrestado con lo nuevo del director de «Gomorra» y «Madagascar 3»

«Paradise Love», un jarro de obscenidad y degradación en el Festival de Cannes EFE

E. RODRÍGUEZ MARCHANTE

El cine del austriaco Ulrich Seidl es tan radical como la quiniela de un ultra, y sus películas, como “Dog days” o “Import Export” y “Paradise Love”, la que acaba de presentar en la competición de Cannes , tienen la virtud (o el defecto, si se prefiere) de ser pura lija para los ojos, y el terrible austriaco frota y frota con ellas hasta que los hace casi sangrar.

“Paradise love” no es ni una historia nueva, pues el turismo sexual es tan viejo como el turismo gastronómico o cultural , ni está tratada con especial profundidad, sutileza o talento la soledad femenina en ese sórdido terreno, pues otras películas, como la de Laurent Cantet, “Hacia el sur”, lo han hecho ya antes.

Lo que tiene de especial es que Seidl coge su lija y frota y frota. No le ahorra al espectador ni un solo momento escabroso, ni un solo gramo de sordidez , ni un gesto patético en la búsqueda de amor y compañía de esas mujeres entradas en años y en kilos. La proyección de “Paradise Love” dejó en el Festival un regusto amargo, entre lo escandaloso, lo asqueroso y lo intolerable y tolerado.

Según su director, este “Paradise” es sólo el primero de una trilogía centrada en la mujer , y que saldrá de todo el material rodado y sin usar aquí, con lo que, probablemente, lo más duro y rijoso está por montar, dicho sea sin segundas. Como no es fácil tener una idea bien medida sobre lo que muestra “Paradise Love”, pues el exceso de pliegue narrativo y cárnico es desconcertante , lo que ocurra con ella en las manos y las deliberaciones del jurado es completamente imprevisible. Por lo pronto, puso al festival con los pelos de punta.

Una de comedia y otra de animación

La última película en competición ha sido “Reality”, del italiano Matteo Garrone , el tipo que se atrevió a rodar “Gomorra”. Es una comedia muy trágica, rodada en un Nápoles neorrealista y vocinglero, con unos personajes que huelen a lo que interpretan y que viven la tragicomedia de la locura televisiva a través de ese programa llamado Gran Hermano . El protagonista, Aniello Arena, o es un genio o es de verdad un chalado en toda regla. Quizá le falte algo de malicia en su crítica a la telebasura y sus consecuencias , pero con la que destila ya da para pensar un rato sobre ello.

Y la otra imagen de África, bien distinta a la de la película de Ulrrich Seidl, la ofreció “Madagascar 3” , la nueva aventura del león, los pingüinos, el surrealista rey Julian y demás bichos del zoológico neoyorquino de paseo por Europa, en una divertida aventura en 3D. En su proyección para la Prensa, el Palacio del Cine estaba atestado, por una vez y sin que sirva de precedente, por una multitud de críticos menores de edad; o sea, de los que saben de qué va la película .

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