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José maría Arroyo

Esposo y padre coraje

Tras una peregrinación, su mujer, con cáncer, se curó. Ahora recorre 41.000 km y pide más investigación para la esclerosis múltiple que padece su hija

Esposo y padre coraje

Laura Peraita

La historia de José María Arroyo es la de la lucha constante por salvar a su familia. A principios de 2002 su mujer se empezó a encontrar mal hasta que la diagnosticaron un cáncer de útero y muy pocas perspectivas de vida. Las visitas al especialista eran continuas y José María decidió prejubilarse, tras 45 años trabajando en Iberdrola, para cuidar a su mujer. Las cosas no mejoraron y, en un acto de fe, decidió hacer el Camino de Santiago desde Talavera, donde residían con sus dos hijas Montserrat y María Belén. «Milagrosamente mi mujer se curó», recuerda aún con cierta emoción.

Pero la alegría duró poco . A finales de ese mismo año, su hija María Belén, que trabajaba como administrativa, comenzó a notar «cosas raras». «Se le caía el bolígrafo de las manos, se le torcía la boca, tartamudeaba, no le salían bien las palabras...». Tras dos meses de infinitas pruebas, le diagnosticaron esclerosis múltiple .

«Mi hija empezó a notar cosas raras y empezamos a preocuparnos»

«Ella necesitaba un medicamento llamado Interferon, pero la Seguridad Social no lo recetaba por ser muy caro y como tardaron en el diagnóstico y no pudo tomar la medicación hasta pasado un año, mi hija sufrió tres brotes y cada vez estaba más incapacitada. Nosotros no nos podíamos permitir comprar el medicamento porque su precio superaba las cien mil antiguas pesetas. Escribí cartas a todo tipo de autoridades y al entonces consejero de Castilla La Mancha, pero hoy, nueve años después, todavía sigo esperando una respuesta».

Los días pasaban y la enfermedad de María Belén se acentuaba e iba minando su cuerpo. En 2003, esperanzado por la anterior experiencia con la enfermedad de su mujer, decidió cargarse a sus espaldas una mochila , un saco de dormir y emprender de nuevo una peregrinación hasta Fátima, Lourdes y Santiago de Compostela. Pero esta vez en su mochila portaba un cartel bien grande para que todo el mundo pudiera leerlo: Esclerosis múltiple, más investigación.

Por el camino mucha gente le ofrecía dinero, «pero no lo acepto, no quiero ni que salga mi cara en la prensa. Solo me interesa concienciar a la sociedad de que en España hay 40.000 casos como el de mi hija y que es imprescindible que se haga un diagnóstico rápido para que la calidad de estos pacientes no empeore, y una mayor investigación para evitar tanto sufrimiento. Mi hija -prosigue- está estable, pero va en silla de ruedas y está a la espera de un marca pasos. Afortunadamente tiene un marido estupendo que la cuida».

Sin embargo, José María no quiere cesar en su labor y esta misma semana ha emprendido de nuevo una peregrinación en la que realizará unos 60 km diarios durante 29 días. Lleva tras de si 41.000 kilómetros y « si Dios quiere y me da salud seguiré haciendo kilómetros por esta causa , aunque -asegura con resignación-, mi mujer quiere que cuelgue ya la mochila en casa».

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