Gutiérrez Aragón: «La literatura española deja de ser literatura a partir de la página 40»
El excineasta reincide en la novela con «Gloria mía», en la que relata la vida de un exguerrillero convertido en empresario»
JAVIER CABALLERO
Hace unos años, antes de que comenzase esta crisis global y la crisis particular que vive el cine, especialmente el nuestro, el largamente premiado y reconocido director Manuel Gutiérrez Aragón anunció que dejaba el séptimo arte porque no le veía futuro. Lo dejó ... por la literatura, la que había sido su primera vocación.
Y parece que acertó: con su primera novela, "La vida antes de marzo", se hizo con el premio Herralde 2009, y eso a pesar de que, debido a su fama como cineasta, nadie le creía capaz de convertirse en novelista. Eso no le desanimó: caprichos de la vida, cuando empezó en la escuela de cine y se lanzó al guión, nadie le creía capaz de ser director. Ahora, Gutiérrez vuelve a las confesiones íntimas, a la revisión del pasado, a la charla desde la confianza en su nueva obra, "Gloria mía".
Esta vez no son dos desconocidos, sino dos amigos, pero Gutiérrez retoma el punto de vista de un diálogo para estructurar toda una vida de pasiones y amargura. "Cuando era un niño, contaba historias a mis hermanos pequeños", confiesa Gutiérrez. "Creo que de ahí puede venir esta forma de escribir, que me sale sola", añade.
De guerrillero a empresario
La historia, que en principio aparenta una simple sucesión de aventuras e hilvana una historia de amor, esconde en realidad una potente carga ideológica, una crítica velada a la lógica de nuestros tiempos. Este pensamiento práctico lleva al protagonista, el antihéroe José Centella, a pasar de un tiempo revolucionario que le une a las guerrillas colombianas a convertirse finalmente en un empresario dentro del capitalismo. La proposición de una revolución encerrada en sí misma que no tiene cabida en el mundo actual.
La novela cuenta con sucesos reales, hechos que de alguna manera pasaron, recogidos por Gutiérrez en sus cuatro viajes a Colombia y en conversaciones con gente que vivió allí. Pero el peso de la historia no está allí, sino en la ficción. "Encuentro que muchos autores actuales se centran demasiado en la documentación, yo no quería que me quedase un libro orgánico", dice Gutiérrez. "La literatura española deja de ser literatura a partir de la página 40, yo quería enganchar al lector hasta la última", opina. Y es que algo ha que tener esta novela cuando ha sido avalada por un escritor de renombre tan reacio a avalar como Juan Marsé.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete