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Un estimulador en el nervio vago alivia los síntomas de la insuficiencia cardiaca

Expertos españoles realizan la cuarta intervención en el mundo orientada a pacientes en los que no son efectivos otros tratamientos

Un estimulador en el nervio vago alivia los síntomas de la insuficiencia cardiaca clínica universidad de navarra

abc.es

Especialistas de la Clínica Universidad de Navarra han implantado en un paciente un estimulador en el nervio vago , que conecta el cerebro con el corazón, para tratar la insuficiencia cardiaca producida al perder el corazón la capacidad suficiente de bombear sangre y satisfacer las necesidades del organismo.

Se trata de un novedoso procedimiento que solo se ha realizado en tres ocasiones anteriores en el mundo y con el que se consigue mejorar la actividad del corazón y con ello la sintomatología de una patología que sufren cerca de 14 millones de europeos actualmente.

La intervención se enmarca dentro de un ensayo clínico europeo, denominado NECTAR, en el que participa la Clínica y que pretende probar la seguridad y eficacia de este tratamiento para determinados casos de insuficiencia cardiaca.

El neurocirujano implanta en el paciente un dispositivo emisor de impulsos eléctricos, mediante una intervención quirúrgica mínimamente invasiva . Solo es preciso realizar dos incisiones de unos 5 centímetros: una en el lado derecho del cuello, por encima de la clavícula, donde se sitúa el nervio vago, y otra debajo de la clavícula, para alojar un dispositivo de tamaño similar a un marcapasos. El neurotransmisor se coloca bajo la piel , y se conecta a través de un cable unido, también de forma subcutánea, a un electrodo helicoidal que se enrolla alrededor del nervio vago, tras haber sido expuesto en unos 4 centímetros de longitud, entre la arteria carótida y la vena yugular interna.

«Se trata de una intervención sofisticada, pero de bajo riesgo , que se realiza bajo anestesia general, en la que no es necesario seccionar ninguna estructura anatómica a excepción de la piel», asegura el doctor Bartolomé Bejarano.

El tiempo estimado de la cirugía es de unas dos horas y el paciente habitualmente no precisa ingreso en UCI . El alta hospitalaria suele obtenerse al día siguiente de la operación. Con esta intervención se pretende aliviar la disnea (dificultad respiratoria) y la fatiga que produce la insuficiencia cardiaca, aumentando así la capacidad para realizar esfuerzos.

Candidatos al ensayo

El ensayo se dirige a individuos «que presenten una insuficiencia cardiaca en grado funcional 3 , es decir, que tengan dificultad para subir andando un piso y no respondan a tratamiento farmacológico convencional ni a otro tipo de terapias adecuadas como la implantación de un dispositivo de resincronización cardiaca ( marcapasos )», indican los doctores José Ignacio García Bolao y Juan José Gavira, especialistas en Cardiología e investigadores principales del estudio en la Clínica Universidad de Navarra.

Para participar en el ensayo, los pacientes que lo deseen deben someterse a unas pruebas diagnósticas previas, como una ecocardiografía y un electrocardiograma, con las que se comprueba si cumplen con los criterios requeridos. Si resultan aptos, se les programará la operación y tras el implante del neurotransmisor se someterán a revisión durante 18 meses para ajustar el tratamiento en caso de que sea necesario. Pasado este plazo, se ofrecerá al paciente la opción de ser evaluado cada seis meses hasta la finalización del estudio, que podría prolongarse durante varios años. El ensayo clínico está patrocinado y enteramente financiado por la multinacional Boston Scientific.

Según indica la cardióloga Naiara Calvo, un estudio similar se ha efectuado con anterioridad en modelo animal , «en el que se ha comprobado que los individuos tratados con este procedimiento experimentaban una gran mejoría de la enfermedad. Se trata ahora de trasladar el estudio a humanos para comprobar mediante una investigación sólida que puede obtenerse el mismo beneficio».

En el estudio participan los cardiólogos José Ignacio García Bolao, Juan José Gavira, Naiara Calvo y Joaquín Barba, en estrecha colaboración con el especialista en Neurocirugía, el doctor Bartolomé Bejarano y la doctora Arantxa Campo, del Servicio de Neumología.

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