Nadal supera sus límites

La batalla sobre la arena monegasca tenía un aliciente mental en el que Nadal llevaba las de perder. Siete finales perdidas se acumulaban en su cabeza y en la octava quería revertir la situación. El partido se presentó reñido, solo en los dos primeros juegos.

Djokovic , fiel a su estilo, comenzó comandando, pero sufrió el primer break en el tercer juego debido a errores a los que no suele estar acostumbrado y el partido cayó el lado del español . [Las mejores imágenes de la final]

Ya no supo reaccionar el serbio, que siguió fallando con su revés sin que Nadal le pusiera en demasiados aprietos. Fue un partido sobrio del español , que sacó su derecha poderosa en momentos claves, y fue suficiente para doblegar a un Djokovic desconocido , sombra de lo que fue y de lo que se le esperaba.

D ubitativo, sin cerrar los puntos y con una falta de seguridad en sus golpes inusual, el serbio solo podía defender los embites del español. Y no llegó a todos. Los fallos se comenzaron a acumular en su raqueta y cedió pronto el primer set, solo alargado porque pudo aguantar con su saque.

Nadal se creció ante las dudas de su rival y pronto se vio con posibilidad de hacer un break que encarrilaba el encuentro a su favor. C on 2-0, Djokovic desapareció definitivamente y el español se puso 4-0 arriba. Resultado con el que se relajó y regaló su saque al serbio. Tan descentrado se encontraba Djokovic que ni siquiera pudo aprovechar la situación. Cedió de inmediato su saque y Nadal cerró el partido con un saque directo .

Para el español el octavo título, y Montecarlo a sus pies, victoria número 42 consecutiva en el torneo monegasco . Y pueba más que superada ante su verdugo en un 2011 que le dejó seco de títulos en siete citas dominicales consecutivas (Indian wells, Miami, Roma, madrid, Wimbledon, US Open y Australia). Si en la última final que disputaron (Australia), Nadal estuvo cerca de la victoria, hoy ha dado un paso de gigante al superar su límite , y dejarlo casi seco, permitiéndole solo cuatro juegos.

Victoria moral importantísima con la que poder encarar con más confianza y seguridad los próximos proyectos del tenista balear, que comienza en Barcelona esta semana y continuarán con Madrid, Roma, Roland Garros, Wimbledon y unos Juegos Olímpicos en los que repetir medalla de oro. Nadal vuelve a ser su propio límite.