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«El divorcio no es la solución, es el problema»

El presidente del Foro de la Familia, Benigno Blanco, pide a la sociedad que no se acostumbre a las rupturas matrimoniales como un fenómeno normal e inevitable

«El divorcio no es la solución, es el problema» abc

c. f.

No podemos acostumbrarnos, como si de un fenómeno normal e inevitable se tratara, al elevadísimo número de rupturas matrimoniales que se dan en nuestro país. Esa es la llamada que hace Benigno Blanco, presidente del Foro Español de la Familia, a la sociedad. El divorcio es, a su juicio, «un inmenso fracaso personal para los cónyuges y de gran trascendencia para los hijos si los hay; Las rupturas rompen los lazos de integración social de las personas y destruyen hogares, es decir, lugares de acogida y transmisión de la vida».

Si hoy día se rompen tantos matrimonios es, para Blanco, «por que una parte importante de nuestros jóvenes no ha adquirido firmes convicciones familiares, no ha sido educada en una ética de la lealtad y el compromiso y ha interiorizado una visión banal e intrascendente de la dimensión sexual de las personas». Para el presidente del FEF, hacer frente a este triste fenómeno de nuestra época exige trabajar en varios frentes: «una educación de la voluntad y la afectividad para asumir una ética del compromiso en todos los aspectos de la vida, una formación de la sexualidad con criterios de responsabilidad, una buena preparación para el matrimonio que hoy no se puede dar por supuesto y leyes que ayuden a reforzar la estabilidad del matrimonio en vez de facilitar su ruptura», determina.

Pero recuperar fuertes convicciones familiares en nuestra sociedad es labor compleja que exige tocar muchas teclas, «entre las cuales una fundamental es el ejemplo de matrimonios fuertes que duran establemente en el tiempo en un contexto de felicidad personal y de alegría compartida. A la par es imprescindible hacer una buena pedagogía de la institución matrimonial mostrando ya desde la escuela su inmensa funcionalidad personal y social; y conseguir que las leyes abandonen la óptica divorcista que actualmente las inspira», propone.

Desde el Foro ni dan por perdida la batalla en defensa de la vida, ni la batalla en defensa del matrimonio. «Son objetivos ambiciosos por que afectan a complejos fenómenos propios de la crisis moral de nuestra época, pero en uno y otro caso son ilusionantes tareas por delante para quién quiera preocuparse de construir una sociedad donde haya más facilidades para vidas plenas, fecundas y felices», concluye Blanco.

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