¿Una moto, unas vacaciones en el Caribe o un paquete de tabaco?

Para los irreductibles que siguen aferrados al perjudicial hábito de fumar llega un nuevo embate en forma de subida del precio del tabaco. El cerco legal y social a la adicción a la nicotina sufre una nueva vuelta de tuerca y los consumidores pagan desde la semana pasada 25 céntimos más por su tabaco .

Un buen ejercicio para hacer reflexionar a los que aún se resisten a dejar el pitillo o no consiguen romper con el vicio puede ser el de pensar en qué podrían comprar con lo que gastan al año en un consumo que daña gravemente su salud.

El precio de una cajetilla de Marlboro , una de las marcas que más vende, se ha situado tras esta nueva subida en 4,50 euros. Si fijamos el consumo de un fumador medio en una cajetilla al día, el cálculo del dinero que gasta y los bienes y servicios que podría adquirir con esa cantidad resulta impactante, más en esta época de apreturas.

Si destinara los aproximadamente 140 euros al mes que gasta en tabaco podría llenar al menos dos veces el depósito de su coche, pagar alguno de los recibos domésticos más costosos o, si ya tuviera estos frentes cubiertos, podría, por ejemplo, darse el gusto de comprarse un reproductor portátil de música mp3. Si es uno de esos muchos españoles fanáticos del fútbol, también podría adquirir alguno de los paquetes de servicios televisivos que permiten disfrutar de los mejores partidos en casa.

Pero la cosa se vuelve escalofriante si estos cálculos se hacen a un año. En este lapso, nuestro fumador medio habría dilapidado nada menos que 1674 euros en cigarrillos . Una cantidad equiparable a una paga mensual de muchos trabajadores de este país. O sea, que uno de los meses del año, trabaja solo para pagarse un hábito que además puede ocasionarle serios problemas de salud. En lugar de dejárselo en el estanco podría enviar alguno de sus hijos a pasar un verano estudiando inglés en el extranjero, haberse pegado unas señoras vacaciones en el Caribe o comprarse una moto Scooter para desplazarse por la ciudad.

El etcétera de posibilidades alternativas en las que gastarse tanto dinero es muy largo. El mejor consejo, uno solo: deje de fumar.