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especial alemania y españa: destino común

Tópicos a pie de calle

Los alemanes son «metódicos». Y los españoles, «espontáneos». Nuestras percepciones están pobladas de clichés

luis p. arechederra

Julio Camba tuvo un amigo alemán que le quería organizar el trabajo. «Usted debe levantarse todos los días a la misma hora, leer a la misma hora, pensar a la misma hora, escribir a la misma hora». Le recomendaba alquilar un despacho y escoger unas horas fijas de oficina. El periodista gallego no lo entendía. Aquella forma de trabajar no encajaba en sus esquemas . Aseguraba que su trabajo, organizado, perdía espontaneidad. «Yo no podría trabajar nunca de una forma metódica», respondía.

Los españoles siempre hemos visto a los alemanes como cuadriculados, organizados en exceso. Y nuestra naturalidad es vista por ellos como improvisación , falta de seriedad, desorganización.

Son tópicos , estereotipos, pero están instalados en la opinión pública, en nuestro imaginario colectivo.

Para los españoles, Alemania es un lugar muy bien valorado como destino turístico. Berlín es considerado como un lugar excepcional como foro cultural. Y sus trabajadores son vistos como los grandes fabricantes de nuestra maquinaria, electrodomésticos, coches potentes y caros. Esta realidad refuerza una imagen: los alemanes son eficientes y avanzados. Pero también fríos, aburridos y previsibles.

El barómetro del Real Instituto Elcano, correspondiente a mayo de 2010, confirma este diagnóstico. Los adjetivos más elegidos por los españoles para definir a los alemanes fueron «culto» y «trabajador» , por encima del 85%. Con un porcentaje bastante alto, también aparecieron «europeísta», «pacífico» y «fiable». Menos consenso tuvieron los calificativos negativos como «egoístas» y «aburridos».

La opinión sobre la actuación alemana en la crisis griega no es buena

La opinión sobre la actuación alemana, en el contexto de la crisis griega , no es tan positiva, a pesar de que sigue con una nota superior al aprobado. Esta percepción no incide, sin embargo, en la reputación del país. La encuesta que mide este parámetro del «Reputation Institute», de principios de 2010, lo dejó claro. Alemania fue el país mejor valorado, seguido por Canadá y Suecia. Armando Fernández, del Instituto Goethe, lo corrobora: «Son eficaces y disciplinados, como su cultura». Pero diferencia sus caracteres por regiones. Además, él no cuestiona que «tengan sentido del humor».

La imagen de España en Alemania

La percepción en la otra dirección es dif erente. La crisis económica ha proyectado una imagen conjunta de los países del sur de Europa como despreocupados, irresponsables o poco trabajadores. Nos ven como « un lugar de vacaciones ». Eso es así, según Armando Fernández, del Instituto Goethe, para aquellos alemanes que no han visitado más que las Islas Baleares y Canarias en verano. Y para los que no conocen nuestras grandes empresas. Un estudio del Instituto Elcano de finales de 2010 incide en esta idea: los sectores germanos más conservadores meten a España en el mismo saco que Grecia y asocian nuestro país con Mallorca. El informe recuerda la gran sintonía entre el canciller Helmut Kohl y Felipe González, una intimidad que se diluyó con los demás presidentes. Pero esa relación política estrecha se ha recuperado entre Mariano Rajoy y Angela Merkel.

A los alemanes les sigue sorprendiendo lo ruidosos que somos

La visión a pie de calle de aquellos alemanes que conviven en nuestras ciudades por un tiempo asienta la pervivencia de muchos tópicos. Nina Margies y Katharina Franck son becarias de programación cultural del Instituto Goethe en Madrid. Su descripción de nuestro país está inundada de estereotipos. Nos definen como el país « del vino y el jamón, la fiesta y la siesta ». Descubren que somos «fanáticos de la Lotería», que nos «comunicamos gritando » y que somos personas «abiertas y serviciales». Su descripción nos califica como «espontáneos, decididos y arraigados en nuestras tradiciones». Les sorprende el ruido que hay en las calles y la variedad de aspectos en el vestir, desde los más distinguidos hasta los menos arreglados. Concluyen afirmando que la impuntualidad es asociada en Alemania con los españoles. Pero matizan: desde que están en España, ellas llegan tarde y sus amigos españoles clavan la hora como relojes suizos. Lo cual no deja de probar que los tópicos, tópicos son. Aunque sigamos creyendo en ellos.

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