Nick Cave saca a la luz su lado oscuro

Pues de todo esto y mucho más habla en las entrevistas recopiladas por Mat Snow en "Nick Cave, confesiones íntimas de un santo pecador" (Global Rhyhm, 22 euros). Una magnífica forma de acercarse y conocer, a través de conversación que abarcan desde 1979 a 2008 , a este personaje espigado, artista de culto, de voz grave, que cuida cada palabra no solo que escribe (en sus canciones y como novelista, poeta y guionista de cine), sino también que pronuncia. En sus encuentros con los periodistas casi siempre se masca una tensión que puede saltar en cualquier momento . Nick es irascible, y puede llegar a las manos: a un reportero le tiró un vaso a la cabeza. Sin puntería, eso sí.

Pero si la cosa va bien, no tiene problemas en hablar de sus sentimientos más íntimos, como su relación con las drogas, con las mujeres, con Dios, con sus hijos o con su padre, este último muerto en un accidente de circulación mientras él, con 19 años, estaba detenido en comisaría. Y puede llegar a ser realmente afable y humorístico , algo de lo que a veces presume ante el asombro de los que le escuchan.

Como ejemplo de sinceridad, estas palabras de 1997 a una periodista del "Melody Maker": "Imagino que he distorsionado a las mujeres en mis canciones y he falseado hasta lo que siento respecto a ellas. Inventé un tipo de mujer que usaba con fines artísticos para volcar todos mis sentimientos negativos y de desconfianza. Y eso no es lo que siento en realidad hacia ellas (...) Había una perversión y un rencor deliberados en casi todo lo que escribía . Escribí un montón de cosas por motivos equivocados, creo que para hacer daño a la gente. Aproveché la ocasión de que podía grabar discos para que los demás oyeran lo que yo pensaba sobre determinadas personas".