Abelleira: «Había que lanzar EVO Banco, cerrar oficinas y reenfocar el negocio»
Novagalicia lanza una marca con 120 oficinas por toda España mientras se habla de su subasta
moncho veloso
Al mismo tiempo subía y bajaba por la escalara —como buen gallego— y fue imposible cogerlo en un renuncio. José María Castellano admitía en una reciente entrevista a ABC que el momento no es el mejor. Y aún así, el presidente de Novagalicia Banco confiaba ... en encontrar inversores que eviten la subasta a final de este año de la entidad, nacionalizada por el Banco de España. Es más: contra los rumores del sector, que dan por hecho que la vieja caja gallega acabará en manos de Santander, CaixaBank u otra gran entidad, acaba de lanzar EVO Banco, la nueva marca con que la vieja caja gallega operará fuera de Galicia , Asturias y León a través de 120 oficinas e internet. José Luis Abelleira (Orense, 1967) está al frente. Defiende que han dado con una fórmula de negocio única y que al tiempo busca reparar los excesos de otros tiempos. Y avisa a los incrédulos de que el banco tiene futuro.
—¿No es un poco aventurado lanzar un nuevo banco cuando el futuro de Novagalicia está en el aire?
—Nuestra intención es seguir en solitario con la llegada de inversores. Y esto que hacemos ahora, el ajuste de eficiencia del banco fuera de Galicia, había que hacerlo en cualquiera de los casos. Hasta ahora las oficinas fuera de esa comunidad no aportaban valor. Es una apuesta que nace para quedarse, de futuro. No lo lanzamos para seis meses o un año.
—¿Y cuenta con el visto bueno del Banco de España, que tras la nacionalización es el primer accionista?
—Sí, los miembros del FROB que están en nuestro consejo de administración lo avalaron. Han visto que es eficiente y aporta valor y, lógicamente, lo han bendecido.
—¿Confían entonces en que Novagalicia no será subastado?
—Nuestra primera opción es encontrar los inversores para que el proyecto siga adelante.
—Pero hasta ahora José María Castellano solo ha logrado atraer 70 millones de euros de los inversores, cuando prometió 500 millones.
—Conseguir inversores en este periodo del mercado y de la economía es complicado. Pero que haya gente de mucho prestigio que haya confiado en el proyecto y puesto su dinero es un aval significativo. Ahora lo que tiene que venir es capital suficiente. Es en lo que estamos trabajando y creo que va razonablemente bien.
—¿Por qué era necesario crear una marca diferente a la de Galicia?
—Es que son dos realidades completamente distintas. En Galicia tenemos una cuota de mercado del 42% y una capacidad de red enorme. Pero en el resto de España tenemos algo menos del 2%, muy disperso por todo el territorio y con un modelo de negocio que ya no responde a la realidad de mercado.
—¿Fruto de un crecimiento desordenado en los años de bonanza?
—Se había hecho una expansión muy ligada al modelo de crecimiento que tenía España. La realidad económica es ahora completamente distinta. Ya estamos concentrando oficinas y no vamos a crecer a base de abrir surcursales en cualquier sitio. Estaremos en las grandes capitales y en ciudades con más de 100.000 habitantes. Las oficinas que se abrieron hace poco tiempo y no tienen un número de clientes suficientes no seguirán. Hay que reenfocar ese modelo con una propuesta muy diferente a la de Galicia.
—Algunas sucursales fuera de Galicia todavía no han cambiado los letreros de Novagalicia por los de EVO Banco. ¿Esas van a cerrar?
—No, no tiene nada que ver. Es cierto que hay oficinas que cerraremos y su negocio y sus clientes pasarán a ser gestionados por las oficinas más próximas. Pero mantendremos unas 60 oficinas con la marca Novagalicia Banco fuera de Galicia.
—¿No habrá un ajuste de empleo adicional al ya pactado entre Novagalicia y los sindicatos?
—Eso es. Lo que sí estamos negociando con los sindicatos es que las oficinas abran también por las tardes. El modelo de negocio que queremos desarrollar se centrará en poblaciones muy grandes, donde los clientes requieren horarios amplios de atención.
—Se está comparando ese modelo de EVO Banco con el de ING Direct.
—En algunas cosas es parecido a ING y en otras se parece a un banco de oficinas tradicional. El nicho de mercado que buscamos, que no está cubierto al cien po cien por la oferta actual, es una combinación del modelo de banca «online» con el modelo de banca física. Nos dirigimos a clientes que hacen casi todas sus operaciones por internet pero que quieren que siempre haya alguien en la sucursal para resolver una gestión, una incidencia o le asesoren sobre un producto más complejo. Queremos combinar ambos. Es un modelo que en España aún no se ha visto.
—El primer poducto que lanzan, la cuenta inteligente, da al cliente una rentabilidad de hasta el 3%. ¿Entran en la guerra de precios?
—Ni mucho menos. Hay ofertas mejores que las nuestras, de hasta el 5%. De hecho, nuestros costes de captación de depósitos van a bajar a pesar de ofrecer esa rentabilidad. Una guerra de ese estilo empobrece a todos. No buscamos competir con el mejor precio del mercado, sino con productos sencillos y cómodos.
—Ya han dicho que no darán crédito, que solo captarán depósitos.
—Esa es nuestra prioridad. Hay una necesidad en el cliente de gestionar su ahorro de una manera transparente, sencilla y cómoda. Ahora tenemos más créditos que depósitos. Y eso hay que equilibrarlo. Pero es cierto que ningún banco se mantiene solo con ahorro. Por eso también vamos a dar financiación. En los próximos dos o tres meses vamos a lanzar créditos, hipotecas, que van a cumplir esos mismos requisitos: que sean productos sencillos, fáciles de entender y que cubran necesidades que ahora no están cubiertas. Lógicamente tiene que ser rentable también para el banco.
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