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Kristin Gore: «En el Sur, todo es distinto desde la cultura hasta la arquitectura»

La novelista, hija del exvicepresidente Al Gore viaja al profundo Mississippi en su nueva novela: «La dulce Jiminy»

Kristin Gore: «En el Sur, todo es distinto desde la cultura hasta la arquitectura» jaime garcía

manuel de la fuentE

Kristin Gore viaja al Delta del Mississippi , en su nueva novela, pero cuando era apenas una quinceañera, allá por 1993, y sus compañeros de quinta soñaban con montar una banda de rock and roll en el garaje de casa o ser animadoras del equipo de fútbol del instituto, ella tuvo que familiarizarse con conceptos como Ala Oeste de la Casa Blanca , Air Force One y Despacho Oval .

Salinger, Hemingway, Woolf, Cash...

Todo, por llevar un apellido como Gore , exactamente igual al que designaba al recién elegido vicepresidente de los Estados Unidos por Bill Clinton , el Comandante en Jefe. Incluso, Al, su padre, fue el primero en leer los borradores de las novelas de esta admiradora de Salinger , Hemingway y Virginia Woolf (también de Dylan y Johnny Cash ) que se ganaba la vida como reputada guionista cinematográfica y televisiva.

Pero en paralelo, Kristin Gore, publicaba (en España lo hizo la editorial El Tercer Nombre ) «La colina de Sammy» y «Sammy y la Casa Blanca», que funcionaron bien a ambas orillas del Atlántico.

La novelista se sumerge en el sur de Elvis, Faulkner... y el Ku Klux Klan

Ahora deja los aledaños del Capitolio y viaja a Mississippi (Kristin nació y vivió algún tiempo en el vecino Tennessee), al Sur de William Faulkner , muy cerquita del condado de Yoknapatawpha , la cuna de Elvis , el blues y el rock and roll, pero también de la segregación, el racismo y los capirotes del Ku Klux Klan . Y lo hace en «Dulce Jiminy» (Suma de Letras) novela que se entrevera con el pasado y el presente de ese abigarrado estado del Delta y una trama de oscuras pasiones y crímenes vergonzantes.

-Señorita Gore, no le pido que me cuente ningún secreto de la Casa Blanca («si lo hiciera tendría que matarles después», tercia divertida la escritora) pero ¿se puede llevar una vida normal siendo la hija del segundo hombre más poderoso del planeta, el vicepresidente de los Estados Unidos?

-Yo solo tenía quince años entonces, y lo recuerdo como una experiencia entre irreal y surrealista. A esa edad, lo que tú quieres es que tu vida transcurra normalmente, como la de tus amigos, y aunque mi familia intentaba preservarnos todo lo posible, quieras o no, hay un momento en el que los servicios secretos y los guardaespaldas entran a formar parte de tu vida, y se presta muchísima atención a todo lo que haces. Con los años aprendes a verlo desde otra perspectiva, y te dices yo pude ver el mundo desde un punto de vista realmente especial.

«Dulce Jiminy» está basada «en casos verdaderos» que a Kristin Gore le recuerdan la caza de nazis posterior a la II Guerra Mundial, llevada a cabo sobre todo por el Mossad israelí. «Hace seis años empezaron a aparecer muchos artículos en los periódicos sobre antiguos miembros del Ku Klux Klan , octogenarios la mayoría, a los que la Justicia estaba dispuesta a juzgar por casos y crímenes que habían quedado impunes hace cuarenta o más años. Ese fue el germen de la novela. Fui al sur y me entrevisté con muchos de ellos, eran historias aterradoras. Es lo que he querido retratar, el Mississippi de hace medio siglo y el de ahora».

Un sur que quizá los europeos hemos idealizado mediante la ficción, mediante la señorita Escarlata , los Sartoris de Faulkner, Clark Gable , Vivien Leigh y Olivia de Havilland, y Flannery O’Connor . ¿Pero qué sienten por estas tierras los norteamericanos, qué les embruja aunque no hayan nacido allí?

«El Sur aporta un gran legado histórico a la nación. Todos esos estados, Mississippi, Tennesse, la Luisiana, Georgia... son muy distintos de los del Norte. Su cultura, su ritmo de vida, sus costumbres, sus hábitos sociales, su arquitectura, todo es distinto. De hecho, la Guerra de Secesión no fue solo una contienda política, sino un conflicto cultural. Además en todos estos territorios existe una larguísima tradición de contar historias, y cuando estás en ello te parece que muchas cosas siguen ancladas en el pasado, se habla constantemente de los viejos tiempos, hay antiquísimas tradiciones, hay una energía muy especial, es algo que siempre me ha sorprendido y emocionado, porque yo viví algún tiempo en Tennessee, precisamente».

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