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EL MEJOR ASISTENTE DEL FÚTBOL ESPAÑOL, CON 18 PASES

Ozil ve la luz...

TOMÁS GONZÁLEZ-MARTÍN

Es muy inteligente. Cuando desvela que es seguidor de los Lakers y que le gusta el cine de Robert de Niro y de Al Pacino, uno descubre que Mesut Ozil (15-10-88, Gelsenkirchen) nunca será vulgar. La misma contradicción de elegir a Pacino y De Niro, que se odian a muerte, indica que su magia como futbolista también soporta los vaivenes de la genialidad. La fuerza bruta de los contrarios puede anular su brillantez. Es lo que este alemán de padre turco y arte mediterráneo sufrió durante el primer tercio de la temporada. Mourinho le exigía bajar, marcar, y no le quedaba fuelle para crear con la calidad demostrada la pasada campaña. Le echaron la culpa de no sujetar a Messi en el 1-3 de la Liga. La verdad es que nadie pudo con Leo. Los rivales le apagaron en varios partidos, sabedores de que el pase de la sentencia blanca siempre llega de los borceguís de un constructor con una visión sublime del fútbol.

Cristiano vive de él

La suplencia en el Sánchez Pizjuán (2-6), donde Di María asumió su rol, supuso un golpe a su orgullo. Reaccionó. Comprendió que tendría que ser más completo para mantener su sitio en el Real Madrid. Debía trabajar mejor en defensa y generar ocasiones de gol. Lo ha conseguido. Ha progresado físicamente. Su faceta destructiva ya no le impide realizar con velocidad sus preciosas fintas para lanzar el centro decisivo. Se ha convertido en el mejor asistente de la Liga y del fútbol español. Higuaín recibió en Sevilla el decimotercer pase de la muerte que «el turco» ha generado en el campeonato. También ha dado uno en la Champions y cuatro en la Copa. Esos dieciocho balones le han otorgado el liderazgo como mejor pasador de nuestro balompié.

Su evolución obligó a Di María a retornar a su posición como interior derecha, antes de lesionarse otra vez. El argentino suma igualmente trece asistencias en la Liga, pero no ha mantenido esa relevancia de la penúltima jugada ni en la Copa de Europa ni en la Copa del Rey. Ozil se ha arrogado la responsabilidad de ser el surtidor de goles de la Bota de Oro reinante, Cristiano. Las diagonales del alemán son letales para el funcionamiento del portugués.

Higuaín le necesita todavía más: Higuaín. El argentino busca cazar sus pases a la primera y enchufar el tanto. Se entienden mejor que nadie. Cuando Mesut coge la pelota, Gonzalo arranca al instante, porque el alemán lanza el centro en un toque, con una rapidez admirable, para evitar que el delantero caiga en el fuera de juego. Es un artista.

Bueno, bonito, barato

Esa velocidad para crear magia la adquirió cuando era niño, en «la jaula de monos» del barrio de Bulmke, Gelsenkirchen. La denominaba así porque el campito, pequeño, estaba rodeado de verjas. Ozil se acostumbró a lanzar centros en medio segundo. Hoy, su jaula de monos es el Bernabéu. Ha saltado muchas verjas.

Mourinho dijo que era el fichaje más barato del Real Madrid en los últimos tiempos. Por diez millones, Florentino Pérez contrató un genio.

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