Cañizares lleva a la guitarra flamenca «Goyescas», de Granados
Dos discos abordan la obra del compositor. El guitarrista hace la primera traducción para su instrumento, mientras Luis Fernando Pérez la recrea al piano
susana gaviña
Cañizares conoce a los clásicos españoles desde niño. «Cuando tenía diez años ya tocaba en el conservatorio a Falla, Granados y Albéniz». De este último trascribió en 1992 tres piezas de la suite «Iberia» para un disco «del maestro Paco de Lucia», y más tarde ... varias sonatas y la suite completa de «Iberia», recuerda el guitarrista en una entrevista con ABC.
Ahora, se ha vuelto a enfrentar a otro reto, quizá más difícil: traducir a su instrumento, y por primera vez, «Goyescas» , una de las grandes obras que Enrique Granados compuso primero para piano (1911) y que después convirtió en ópera (1916). La labor no ha sido fácil, reconoce Cañizares, «al ser el piano un instrumento que abarca una tesitura mucho más amplia que la guitarra. Hay que tener cuidado a la hora de pasar al mástil las melodías sin desvirtuarlas. Me ha llevado mucho tiempo sacar la esencia de la obra dentro de los límites de mi instrumento». Una relectura que ha derivado en la interpretación de la obra con dos guitarras, «por lo que es más díficil interpretarla sobre un escenario», confiesa.
Devolver la obra al flamenco
En cuanto al significado de la obra, más que fijarse en las pinturas de Goya, Cañizares ha resaltado la presencia del flamenco. «en el que se inspiraron Falla, Albéniz, Turina, para componer sus propias obras. “Goyescas” es un hervidero de ideas flamencas, filtradas por el genio de Granados. Lo que yo he hecho es devolver la obra al flamenco, pero suena con las mismas tonalidades que tiene en un piano», asegura.
Cañizares mantiene un idilio desde hace tiempo con la música clásica, «tiene unos valores muy importantes. De ella procede la armonía y el contrapunto. Las demás músicas bebieron de ella». Su cita más importante hasta el momento tuvo lugar el pasado 1 de mayo, cuando participó en el Concierto de Europa que cada año protagoniza la Filarmónica de Berlín, que tuvo lugar en el Teatro Real, bajo la batuta de Simon Rattle . «Fue una experiencia apasionante, pero también una gran responsabilidad pues nos estaban viendo 500 millones de personas. Pero me lo pasé bien». Trabajar con una gran agrupación tampoco fue un problema. «Cuando empiezas a disfrutar de la música, te pones a dialogar con la orquesta y la propia obra te va guiando. Se van los nervios y desaparecen los egos».
A raíz de aquel concierto le surgieron más de treinta compromisos con otras orquestas como la Filarmónica de Dresde, la Sinfónica de Madrid, la OBC, y algunas formaciones de Hispanoamérica, en todas ellas para interpretar «El concierto de Aranjuez».
Al Teatro Real regresará la próxima temporada , aunque no tiene aún decidido el programa. «Quiero hacer algo especial porque es mi 40 aniversario con la guitarra». Para su director artístico, Gerard Mortier, solo tiene elogios: «Es una persona muy inteligente. Está haciéndole mucho bien a la cultura de este país porque tiene criterio. Sabe cuándo programar algo y con qué intención se lo ofrece al público. Está creando cultura constantemente».
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