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«Camaleón», el mayor ciberacosador de España se enfrenta a 359 años de cárcel

Durante dos años contactó y saqueó las cuentas de Messenger de 81 menores a las que chantajeó

la voz de cádiz

Cruz morcillo

«Pon la cam y enséñame el culito». Mensajes como éste, incluido en el sumario, a punto estuvieron de destrozar la vida a decenas de menores entre 2007 y 2009. El presunto autor es Jorge Miranda Castro, de 26 años, a quien la Audiencia de Madrid juzga desde hoy y para quien el fiscal pide 359 años de prisión por los delitos de pornografía infantil, amenazas graves, vejaciones y descubrimiento y revelación de secretos, entre otros. Es la mayor pena solicitada en España por delitos similares, pero el personaje tampoco es un ciberacosador común.

La Brigada de Investigación Tecnológica (BIT) de la Policía lo bautizó como «Camaleón» por su habilidad para simular ser un chico o una chica en los foros a la hora de acosar a sus víctimas.

Según el fiscal, el procesado ocultando su verdadera identidad y edad, utilizando fotos de adolescentes o jóvenes, contactó en distintos sitios web con chicas, la mayoría menores, con las que iniciaba conversaciones a través del Messenger (intercambio de mensajes instantáneos a través de Internet). Con sus elevados conocimientos informáticos, robaba las contraseñas de las cuentas de las chicas y a partir de ahí se convertía en el dueño de sus vidas: mandaba en sus cuentas, en sus mensajes y distribuía lo que le apetecía.

Pero no le bastaba con ese dominio, sino que con esa amenaza lograba que «las menores se desnudaran y masturbaran delante de él mientras las grababa; se hacía pasar por ellas ante sus contactos a los que remitía fotografías o insultaba», explica la Fiscalía. Jorge Miranda convirtió a las chicas en sus marionetas y la vida de ellas en un infierno, advirtiéndoles en algunos casos que sabía dónde vivían e iría a por ellas.

Denuncia de Vanesa

Vanesa, una de sus víctimas, lo denunció y a partir de ahí se puso en marcha su búsqueda. Los agentes llegaron hasta la casa de Chipiona (Cádiz) en la que vivía con sus padres y donde pasaba hasta 18 horas diarias conectado al ordenador, cazando a través de la red. Se descubrió que había hecho lo mismo con hasta 250 jóvenes, la mayoría menores. Solo tres lo denunciaron.

Fue detenido y quedó en libertad. Cuando la Policía interrogaba a sus víctimas en los meses posteriores, descubrieron que seguía haciendo lo mismo. Le volvieron a arrestar y esta vez ingresó en prisión aunque solo unos meses. De hecho, ahora está en libertad. En un juicio único, está previsto que declaren 81 mujeres. Muchas eran adolescentes cuando cayeron en las garras del mayor ciberdepredador descubierto hasta ahora.

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