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LA AMENAZA DE LA SEQUÍA Otra vez pendientes del cielo

La provincia se adentra en un nuevo ciclo seco como el de 2005. Las cosechas del verano aún no notarán el descenso de las lluvias, pero ya peligran las del próximo invierno

LA AMENAZA DE LA SEQUÍA Otra vez pendientes del cielo Canalizaciones para riego por goteo sin utilizar

DAVID MARTÍNEZ

ALICANTE

Hace tres años que la Comunidad «superó» su última sequía. Desde 2009, los embalses han almacenado unas reservas desconocidas en las últimas décadas. Sin embargo, la amenaza de la sequía vuelve a planear sobre el campo —especialmente al sur de Alicante—, y los agricultores empiezan a echar cuentas para decidir si deben o no sembrar la cosecha del próximo verano.

«Con la transferencia del Tajo-Segura aprobada por el Gobierno, tenemos cubierto hasta junio», explica Pedro, que se dedica al cultivo de la granada en el campo de Elche, «pero si no llueve en la cabecera del Tajo, a partir de junio tendremos problemas». Y es que si la reserva en los embalses de Entrepeñas y Buendía baja de 240 hectómetros, la ley impide trasvasar más agua al Segura. Y la Confederación Hidrográfica del Tajo ya ha decretado la situación de «prealerta por sequía» —sus embalses están al 51%—. Una sequía que, pese a producirse a cientos de kilómetros, también afectaría a Alicante.

Nuevo ciclo seco

El Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante (UA) viene advirtiendo de la llegada de un ciclo seco desde el pasado mes de septiembre, cuando terminó el anterior año hidrológico. Los datos mostraban una tendencia preocupante: el año 2010/2011 se convertía en el más seco de los últimos cinco, con casi un 20% menos de precipitaciones. El primer semestre del actual año hidrológico parecía infundir motivos para la esperanza, con un noviembre especialmente lluvioso, pero febrero ha vuelto a encender las alarmas.

Según los datos difundidos esta semana por la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), el recién terminado mes de febrero no solo ha sido el más frío de los últimos sesenta años, sino que también se ha revelado especialmente seco: una media de 3,8 litros por metro cuadrado, cuando lo normal son unos 40 litros.

Un déficit del 60%

La Aemet destaca que este invierno la Comunidad está registrando un déficit de precipitaciones del 60% con respecto a lo normal, en el que sería el invierno menos lluvioso desde 1995, que fue el más seco de la serie —que arranca en 1971—. Las consecuencias: en la junta rectora de la comunidad de regantes Riegos de Levante de Elche «el lunes pasado ya se empezó a hablar de sequía», explica Pedro.

Paradójicamente, una sequía «tan fuerte como la de 2005» —que se prolongó hasta 2009— afecta primero a los cultivos de secano como los árboles frutales, que crecen prácticamente con el agua que reciben de las lluvias. En cambio, «los regadíos pueden aguantar un poco más, porque echan mano de las reservas de los embalses», dice Juan Manuel, dedicado al cultivo de hortalizas en el campo de Elche.

Tanto él como su vecino Pedro no saben aún a qué atenerse. «Yo compré la semilla para la siembra de verano» —melones y sandías, principalmente—, «que se realiza en abril, a principios de febrero, cuando aún no se hablaba de sequía, así que tendré que plantar». De hecho, la sequía no suele acarrear pérdidas de cosechas en el regadío —como sucede con el secano—, pero sí «que dejes de producir».

«La de 2005 nos machacó»

Pedro y Juan Manuel oscilan entre la prudencia y el temor a que se repita la sequía de 2005. «Fue muy dura, nos machacó», recuerda el segundo. «Tenía a cuatro personas trabajando conmigo, y al final nos quedamos solos mi mujer y yo». Mientras recorre la parte de su finca en barbecho —durante los últimos cinco años, los agricultores alicantinos han dejado sin cultivar dos tercios de la superficie que explotan, unas 20.000 hectáreas, según Riegos de Levante—, advierte de que «lo peor de la sequía es que te descapitaliza, porque te comes los ahorros, y cuando remite cuesta muchísimo invertir de nuevo». Eso sin contar que «como dejas de producir, te sales del mercado».

El temor de los dos agricultores ilicitanos no es infundado. Tanto el sindicato UPA como Asaja Alicante vienen advirtiendo de la situación «crítica» que empiezan a atravesar la mayoría de cultivos y de explotaciones ganaderas. Con la Política Agraria Común (PAC) aprobada en Bruselas —y contraria a los intereses de los cultivos mediterráneos—, y el reciente acuerdo con Marruecos que penalizará los cítricos valencianos y alicantinos, la sequía puede dar la puntilla al sector.

El presidente de Asaja Alicante, Eladio Aniorte, que ve con preocupación la escasez de lluvias, avisa de que «se puede cultivar sin tierra, sin abono e incluso sin calor, pero sin agua estamos muertos».

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