Las miserias chinas de Apple
Foxconn, el principal fabricante de iPhone, iPad, iPod y ordernadores Mac, sube los sueldos a 216 euros al mes acosado por escándalos de explotación laboral
pablo m. díez
Con su sofisticado diseño zen de formas lisas y sencillas, los inventos electrónicos de Apple entusiasman por igual a hombres de negocios, artistas, amas de casa, adolescentes a la última y hasta niños. Pero detrás del diseño en la soleada California se esconde ... una realidad bien distinta.
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El año pasado, la marca de la manzanita vendió 93 millones de iPhones, 40 millones de iPads, 38 millones de iPods y 17 millones de ordenadores que, como todo en este mundo globalizado, venían de la gris y contaminada China, sobre todo de las fábricas repartidas por la sureña provincia industrial de Cantón (Guangdong). Allí se ubica el mayor fabricante no solo de Apple, sino también de otras marcas tecnológicas como Sony, Dell, Hewlett-Packard, IBM, Motorola y Toshiba. Se trata de Foxconn, una firma taiwanesa que emplea a más de un millón de trabajadores en toda China y es el principal exportador del gigante asiático.
«Ciudad Foxconn»
En Shenzhen, una moderna megalópolis fronteriza con Hong Kong que hace solo treinta años era un humilde pueblo de pescadores, funciona «Ciudad Foxconn», un gran complejo industrial con 235.000 empleados que fabrican, además de iPhones, iPad, iPod y ordenadores Mac, consolas Playstation, Xbox y dispositivos electrónicos de lectura como el Kindle de Amazon.
En los últimos años, Foxconn se ha visto salpicada por una serie de escándalos laborales que han manchado la impoluta imagen de Apple. En 2010, nueve operarios se suicidaron , al parecer por extenuación en el trabajo, y obligaron a la compañía a contratar un equipo de psicólogos e instalar redes en las escaleras, pasillos y ventanas de los dormitorios colectivos. Por una acumulación de sustancias químicas inflamables, hubo además dos explosiones en sendas plantas de Foxconn dedicadas a la producción del iPad que se cobraron cuatro muertos y 77 heridos. Y, por si fuera poco, Apple tuvo que prescindir de otro proveedor, Wintek, después de que 137 trabajadores resultaran intoxicados en 2008 por el producto químico con el que limpiaban las pantallas de los iPhone.
Esta sucesión de casos, acompañada de un reciente reportaje de «The New York Times» denunciando turnos interminables y abusos laborales en Foxconn, ha llevado a Apple a enviar una delegación de la Asociación del Trabajo Justo para investigar a su proveedor e interrogar a 35.000 trabajadores mediante cuestionarios «online» rellenados, precisamente, en los iPad que fabrican.
Apple responde
«Creemos que cada empleado tiene el derecho a un ambiente de trabajo justo, seguro y libre de discriminación, donde pueda ganar salarios competitivos y expresar sus preocupaciones libremente. Los proveedores de Apple deben cumplir con estas condiciones para hacer negocios con nosotros», aseguraba en una conferencia de Goldman Sachs el sucesor del difunto Steve Jobs al frente de la compañía, Tim Cook. Además, recordó que un millón de operarios de sus cadenas de montaje han sido informados de sus derechos laborales y 60.000 han seguido cursos de inglés e informática. Pero lo cierto es que en Foxconn no hay representantes sindicales libremente elegidos más allá de los enlaces con los trabajadores nombrados por la propia compañía o el Partido Comunista, casi siempre en connivencia con los jefes y las autoridades.
Por otra parte, la auditoría encargada a la Asociación del Trabajo Justo ha sido criticada porque dicho organismo no es independiente y está financiado por las mismas multinacionales a las que debe investigar, como Nike o Adidas, que también acarrean un largo historial de abusos laborales en sus fábricas de países en vías de desarrollo. Las primeras declaraciones a Reuters del presidente de la Asociación, Auret van Heerden, alabando las instalaciones de «primera clase» de Foxconn no han ayudado a aplacar las suspicacias.
Para calmar a la opinión pública, Foxconn acaba de subir los sueldos entre un 16 y un 25% hasta llegar a 1.800 yuanes (216 euros) mensuales, con opción de alcanzar los 2.200 yuanes (264 euros) si se pasa un examen técnico. Es el tercer aumento de sueldo desde 2010, cuando el salario era de 900 yuanes (108 euros), pero los trabajadores deben pagar 13 euros mensuales por el alojamiento en cuartos con siete personas y 60 céntimos por cada comida en la cantina.
Por 1,34 euros la hora, ensamblan en las cadenas de montaje los carísimos aparatos que hacen las delicias de los devotos consumidores de Apple, una marca elevada casi a extremos de culto religioso por la mesiánica figura de Steve Jobs. Para limpiar su imagen, la firma estadounidense lleva desde 2006 auditando a sus suministradores con resultados, por desgracia, nada sorprendentes: de las 229 fábricas inspeccionadas el año pasado , 90 excedían los límites de 60 horas o seis días de tajo semanales y seis proveedores de componentes empleaban mano de obra infantil o por debajo de los 16 años, la edad legal para trabajar en China.
«El trabajo infantil es muy raro en nuestra cadena de suministros, pero intentamos erradicarlo totalmente», suele prometer el consejero delegado de Apple, Tim Cook. Gracias a sus aparatos tecnológicos de moda, la firma de Cupertino ha superado a la petrolera Exxon Mobil como la más valiosa del mundo con una capitalización en el mercado de 465.000 millones de dólares (351.442 millones de euros). Tras registrar el pasado año fiscal unos ingresos récord de 108.250 millones de dólares (81.625 millones de euros) y un beneficio neto de 25.920 millones de dólares (19.590 millones de euros, sus acciones se cotizan por primera vez a más de 500 dólares (378 euros) en la Bolsa de Wall Street. Gracias a la barata mano de obra de Foxconn, para Apple no hay escándalos ni crisis que valgan.
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