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La Misericordia celebra sus 75 años haciendo extraordinarios todos sus cultos

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El Cristo volverá el Viernes de Dolores en su Via Crucis a la iglesia de la Magdalena, de donde salió en 1956

Día 27/02/2012 - 09.50h
La Misericordia celebra sus 75 años haciendo extraordinarios todos sus cultos

La Semana Santa estaba por inventar. Había cofradías, claro, bastantes, y no poco importantes, pero había muchas cosas que todavía estaban por llegar. Tal día como hoy, hace 75 años, el 27 de febrero de 1937, quedaba confirmada la creación de una nueva cofradía de Córdoba, que desde el primer momento demostró que estaba dispuesta a aportar novedades en todos los sentidos, desde el humano hasta el estético y la forma de estar en la calle. Y no puede decirse que se haya apartado de la idea original en ningún momento, de forma que al día de hoy, 75 años después, la cofradía del Santísimo Cristo de la Misericordia sigue siendo en esencia como nació y se crió en los primeros años.

Para festejar sus bodas de diamante, la hermandad de San Pedro no recurrirá a procesión extraordinaria ni actos de gran boato. Fiel a su estilo, persigue dotar de carácter extraordinario a los actos de culto que reserva a lo largo del año, desde el besapiés y el Via Crucis hasta la función en honor de la Virgen cada 15 de septiembre. Es lo que por ejemplo sucedió ayer, con la Fiesta de Regla, que presidió en la basílica de San Pedro el obispo de Córdoba, Demetrio Fernández.

Será un momento para la mirada atrás de una cofradía que desde el momento se distinguió de las demás. Ahora su estampa se asocia a San Pedro, pero sus imágenes titulares viene de la Magdalena, en aquellos años ya cerrada. Francisco Melguizo, su fundador, conoció en una bella capilla barroca una imagen de Cristo Crucificado que llamaban del Sagrario y a la que llegó a tener devoción. No sabía entonces que en tiempos se había llamado de la Salud y se pensó en el nombre que identificaría, más que a una cofradía, a todo un estilo: Misericordia.

Pese a la premura de tiempo ya salió aquel Miércoles Santo de 1937 y lo hizo con un color casi inédito en las túnicas de la Semana Santa de Córdoba: el blanco, presente en la túnica y el cubrerrostro. Desde entonces sería una de sus señas de identidad. «La nueva cofradía de la Misericordia desfiló al estilo de las de Sevilla», dijo la prensa de la época para contar una novedad rigurosa: la petición de la venia al alcalde al llegar a la carrera oficial. Era lo que Melguizo, entonces con poco más de veinte años, había visto en Sevilla, y lo que trató de hacer. «No había que copiar, sino traer lo que estaba bien para hacerlo aquí», solía decir.

Un mismo estilo

Poco después de aquel Miércoles Santo, la cofradía empezó a definir su estilo. En el grupo fundacional se encontraba el pintor Rafael Díaz Peno, que se encargó de «dibujar» toda la cofradía y de darle un mismo estilo a todo el patrimonio, desde la cruz de guía hasta los pasos. De su lápiz salió la concepción del primer paso del Cristo, todo un clásico en la Semana Santa de Córdoba estrenado en 1943, y todos los enseres, empezando por una cruz de guía que emulaba la capilla de espejos de la Magdalena donde el Señor recibía culto.

Hasta 1956 la cofradía salía indistintamente de aquel templo y de San Pedro, hasta que se estableció definitivamente en la hoy parroquia. Antes, en 1950, había incorporado como titular a una antigua imagen de la Virgen, también procedente de la Magdalena, que tenía una larga historia de veneración en varios templos y a la que se llamó Nuestra Señora de las Lágrimas en su Desamparo.

Tampoco tuvo dudas ahí su cofradía. Aquel primer año ya estrenó la bambalina frontal bordada y empezó a definir un estilo que quedaba resumido en tres palabras: malva y oro, los originales tonos del terciopelo, y oro, el del hilo y el de todos los elementos del paso de palio.

En aquellos primeros años la Misericordia brilló por el orden de sus nazarenos, hasta el punto de que se le conoció como «el silencio blanco», y también por la espectacularidad de los cultos y la vigorosa vida interna.

La hermandad nunca renunció a su esencia ni a su estética. No ha pasado siempre por un camino de rosas, porque tuvo entre 1984 y 1998 se tuvo que marchar por las obras de San Pedro, un periodo en el que residía en Santa Marta y salía de la Catedral. En 2000 se fusionó con la histórica hermandad sacramental de los Santos Mártires y el año pasado estrenó el nuevo paso del Cristo, que seguía la esencia del anterior pero lo mejoraba, según proyecto de Andrés Valverde.

La cofradía celebra la efemérides haciendo extraordinario lo ordinario. Así, el besamanos de la Virgen será el Domingo de Pasión en la capilla sacramental. El Viernes de Dolores será este año el besapiés del Cristo, que en su Via Crucis tendrá un destino de excepción: la iglesia de la Magdalena, de la que salió para siempre en 1956. Para ese día, la corporación busca llegar a la cifra simbólica de 75 cirios. También será especial la papeleta de sitio de este año, donde quiere llegar a 350 nazarenos. La función de los Dolores de la Virgen, el 15 de septiembre, se dedicará a recordar a los hermanos mayores y a los familiares de los fundadores.

No descuidará la faceta cultural y pretende grabar un disco con su patrimonio, tan significativo en una cofradía que tuvo una capilla musical propia de gran renombre. La edición de un libro a cargo de Antonio Varo será otro de los hitos destacados.

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