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Europa gana peso en el Cónclave con la creación de 22 nuevos cardenales

JUAN VICENTE BOO

El Papa está contento y esperanzado. El encuentro del viernes con los cardenales de todo el mundo trajo mucho aire fresco y mucho optimismo de la mano del arzobispo de Nueva York, Timothy Dolan. Ayer, la imposición de la birreta a 22 nuevos cardenales incorporó al futuro Cónclave 18 cardenales electores, incluido el español Santos Abril, un turolense que ha servido a dos Papas como diplomático en cuatro continentes a lo largo de 44 años. Toda una vida de servicio, que ya no desempeña viajando por el mundo, sino en Roma como arcipreste de la basílica de Santa María la Mayor, vicecamarlengo —un puesto de estrecha confianza del Papa—, y ahora cardenal.

En la vistosa ceremonia de ayer en la basílica de San Pedro, Benedicto XVI superó una piedra miliar. Con los 18 nuevos cardenales electores, el Papa ha nombrado ya 63 participantes en el Cónclave, es decir, más de la mitad de los purpurados cuya principal responsabilidad será elegir a su sucesor. No hay sensación de urgencia, sino de serenidad. Aun así, Benedicto XVI suele pedir ayuda, y ayer lo hizo al final de su homilía. Después de pedir oraciones por los nuevos cardenales, añadió con toda sencillez: «Y rezad también por mí, para que pueda ofrecer siempre el testimonio de la doctrina segura y regir con humilde firmeza el timón de la Santa Iglesia».

Aunque no hay duda sobre la valía de los 18 nuevos cardenales electores, la presencia de siete italianos eleva a 30 el número de sus compatriotas en el Cónclave, lo que supone un cuarto del total y eleva el número de europeos a 67, que es más de la mitad. La «internacionalización» de la Iglesia está dando paso a una «re-italianización» por el predominio de esa nacionalidad entre los nuevos cargos de la Curia vaticana. Esta «hornada» de purpurados no ha incluido ninguno de África ni de Hispanoamérica.

El nuevo cardenal español, Santos Abril y Castelló (Alfambra, Teruel, 1935), fue el tercero en recibir del Papa los símbolos de su cargo: la birreta color púrpura, el anillo y el título que le acredita como diácono de una iglesia de Roma. Hace pocos días se manifestó dispuesto a asumir su responsabilidad universal, pero «sin olvidar nunca mis raíces en Teruel». La delegación española, presidida por el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, incluía, cómo no, a los alcaldes de Alfambra y de Teruel.

Entre los nuevos cardenales, la principal estrella es el arzobispo de Nueva York, Timothy Dolan, cuyo discurso del viernes sobre la nueva evangelización fue elogiado por el Papa. El nuevo cardenal de Toronto, Thomas Collins, es también un gran intelectual y un gran pastor. El arzobispo de Praga, Dominik Duka, fue obrero en una fábrica durante 15 años y estuvo en la cárcel bajo el comunismo. El arzobispo de Utrecht, Willem Eijk, es médico, mientras que el de Berlín, Rainer Woelki, es el más joven, con «solo» 55 años.

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