La madre de las estrellas

En el arranque primero del pasillo de la fama aún no hay alfombra roja, ni vestidos de Armani con la espalda al aire, ni gritos de las fans, ni siquiera hay fotógrafos. Al Olimpo de los actores se accede a través de un túnel adoquinado, un paso de carruajes venido a menos con las piedras gastadas. Sobre el pasadizo no cuelga el cielo de la primavera en Cannes, sino la ropa tendida en las ventanas y el urbanismo provinciano e íntimo del Madrid de Lavapiés. El túnel desemboca en un patio, casi un corral de comedias sembrado de azaleas en arriates, algunas mesas de terraza en un agradable caos y un olivo delgadísimo de pie sobre una maceta. En toda su humildad, ese escenario es el vientre fértil en el que se alumbran muchas de las estrellas del cine y el teatro en España. De esas mismas tripas salieron disparados José Coronado, Goya Toledo o Daniel Arévalo, tres nominados a los Premios Goya que se entregan mañana. Tienen en común con Penélope Cruz, Marta Etura, Fernando Tejero, Juanjo Artero, Juan Diego y María Botto, Ernesto Alterio o Alberto San Juan, que forman parte de las "camadas" de Cristina Rota (La Plata, Argentina, 1945), el alma de la escuela que abre sus puertas y sus secretos para este medio. "Aquí no hay término medio: les enseño a vencer o morir". Lo cuenta la propia Cristina en el patio de la escuela que fundó en 1978, a su llegada a España tras perder a su marido (y padre de los Botto, ambos profesores de la escuela junto a su madre) en la represión de la dictadura argentina.