La luz de la biblioteca
por rafael gonzález casero y santiago sastre
Algunos autores han señalado que la ciudad de Toledo se alza sobre siete colinas, acentuando así, por cierto, su semejanza con Roma. Podríamos situar esas colinas en algunos sitios elevados, como por ejemplo San Andrés, San Román (donde estaban los depósitos del agua) y el ... paseo de san Cristóbal. Pero un caso claro, porque desde allí se contempla la ciudad a sus pies, lo representa el edificio del Alcázar. En efecto, el Alcázar ocupa una posición privilegiada por la altura en la que está ubicado. Por eso no es casualidad que haya sido un lugar de mucha relevancia histórica. Si alguien nos pusiera en la tesitura de compendiar la historia de Toledo en dos edificios, acaso habría que elegir el Alcázar y la Catedral, porque su pasado se remonta muy atrás en el tiempo y porque las diferentes etapas de la historia han dejado su huella en estos auténticos símbolos, que han tenido tantos usos (sobre todo el Alcázar) y han sufrido tantas remodelaciones. La historia del poder político y militar (en el Alcázar) y del eclesiástico (en la Catedral) resulta básica para explicar los diferentes períodos por los que ha atravesado la Ciudad Imperial.
El Alcázar se convirtió durante la guerra civil española en testigo directo de la división de los españoles, pues en él se enfrentaron en una lucha descarnada esas «dos Españas» a las que se refiere Machado en un conocido poema. El episodio del asedio, del que se cumplió recientemente el 75 aniversario, aún sigue generando una ingente bibliografía y es objeto de diferentes lecturas, muchas de ellas realizadas desde las gafas de la ideología. No nos interesa ahora el discurso de los vencedores y los vencidos, sino poner de relieve el drama que supone considerar al que piensa de manera diferente como un enemigo al que es necesario destruir. Consideramos que ubicar la Biblioteca de Castilla-La Mancha en el Alcázar es un acierto en cuanto puede ser una manera de superar la visión divisionista de la sociedad. ¿Por qué? Pues porque la cultura es el principal antídoto que tenemos frente a la sinrazón, al barbarismo (los bárbaros de fuera y de dentro), la prepotencia y cosas por el estilo. La cultura nos ayuda a valorar la libertad, la igualdad, la necesidad de respetar a los demás con independencia de cuál sea su ideología. Y un elemento básico de la cultura, sobre todo a partir de Gutenberg, se ha expresado a través de los libros. Convirtiendo parte del Alcázar en una Biblioteca, este emblemático edificio deja de ser de unos y de otros para ser de todos. En una sociedad democrática no es necesario que todos tengamos el mismo parecer ideológico, sino que lo importante es que asumamos unas normas mínimas que facilitan la convivencia y que hacen que podamos vivir en paz.
La Biblioteca de Castilla- La Mancha se puso en marcha un 16 de octubre de 1998, fecha en la que cristalizó la unión de la Biblioteca Pública del Estado y la Biblioteca Regional, lo que originó el nacimiento de una única institución que en Toledo se conoce popularmente como Biblioteca del Alcázar. Fue un acuerdo entre la Junta y el Ministerio de Defensa el que posibilitó que la ubicación en el emblemático edificio se hiciese realidad.
A la vanguardia
En lo relativo al fondo documental de la Biblioteca, ésta cuenta con uno de los más importantes de los que existen en España (con un relevante fondo antiguo y un copioso fondo moderno), pues según los datos del año 2010 contaba con más de 383.000 libros, más de 25.000 documentos audiovisuales y en torno a 2.500 electrónicos. Es importante destacar que desde su inauguración en 1998, la Biblioteca ha ido aumentando paulatinamente su fondo de libros, lo que la ha permitido continuar en vanguardia a la hora de ofrecer un amplio catálogo para los usuarios, que contribuyen solicitando nuevas adquisiciones.
Pero la Biblioteca de Castilla-La Mancha no es sólo un lugar donde solicitar el préstamo de libros o estudiar una oposición, pues alberga tal vida cultural en sus instalaciones que favorece la apertura de sus puertas a muchos tipos de público. Y es que en la última planta del Alcázar se pueden escuchar conciertos mientras nuestros pequeños juegan en la «bebeteca» (para niños de 0 a 3 años), pertenecer a clubes de lectura (que se realizan en español y en alemán) o de cine (el video-fórum que este año lleva por título «Parejas de cine»), acudir a la presentación de un libro (que, por cierto, felizmente ya se puede vender y comprar en ese acto) o a la lectura dramatizada de una obra de teatro, que es una actividad dirigida por el maestro Antonio Martínez Ballesteros, al frente del grupo Pigmalión, que es una de las actividades que cuenta con un mayor número de seguidores. También la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo organiza un ciclo de conferencias en la Biblioteca (este año es el tercer ciclo que tiene lugar con el título de «Biografías de toledanos»). La Biblioteca cuenta con una Asociación de Amigos que vigila para que la Biblioteca sea un lugar de encuentro en torno a la cultura, que eso es lo importante. Para todo eso, y para más, da la Biblioteca, que además ofrece la posibilidad de divisar unas impresionantes vistas de los tejados de Toledo desde la cafetería (capitaneada por el savoir faire de Javi Mestre), situada en lo alto del torreón suroeste.
En relación con su proyección de cara al futuro hay que tener en cuenta dos aspectos. El primero es si la convivencia en un mismo edificio del Museo del Ejército (que abrió sus puertas en julio de 2010) y de la Biblioteca no resultará negativa para ambas entidades, pues parece connatural que haya un in crescendo de los fondos (cada vez habrá más libros) y los espacios (cada vez habrá más usuarios). Es decir, se corre el riesgo de que se haga pequeño el sitio. Parte de los fondos de depósito de la Biblioteca se conservan en el edificio del Miradero y hubiera sido deseable que se mantuvieran en un mismo edificio. Además, el Museo del Ejército también abrirá al público su biblioteca especializada, que cuenta con más de 10.000 fondos bibliográficos y que, posiblemente, también necesite más espacio en el futuro. En definitiva, creemos que la presencia de «dos gallos en el mismo gallinero» puede no ser beneficiosa para ambos. Lo segundo tiene que ver con la situación actual de crisis económica en la que nos encontramos y con la fuerza de los libros digitales. La Biblioteca está sumándose a esa imparable evolución en la que el papel se va dejando a un lado frente al mundo de los libros digitales (que ya se prestan en la Biblioteca). Se quiera o no el futuro pasará por esta propuesta en la era digital. Todavía hay muchos escépticos, que se decantan por el papel. Pero también eran muchos los detractores de la imprenta, que podría facilitar tiradas amplias de los libros. Normalmente las cosas no son fáciles para lo que supone inicialmente una ruptura y lo que exige un ejercicio de adaptación Pero ese será el futuro sí o sí.
Su labor cultural
La crisis económica repercutirá inexorablemente en la dinámica cultural de la Biblioteca, sobre todo en lo que se refiere a la adquisición de nuevos libros y materiales. Pero difícilmente disminuirá la labor cultural que pivota alrededor de la Biblioteca. Además, todos los volúmenes que forman su catálogo esperan nerviosos e impacientes la llegada de los lectores. Vivimos un momento complicado, sí, pero la Biblioteca regional es un faro que desprende suficiente luz para sobrevivir, soportar y ayudarnos en tiempos difíciles. Esa es la grandeza de la cultura, que nos enseña a encontrar al menos un pedacito de felicidad en medio de las dificultades.
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