El año de Meryl Streep

Definitivamente este es el año de Mery Streep. Desde que apareciera en los medios de comunicación la foto de la actriz estadounidense impecablemente caracterizada como la ominipotente Margaret Thatcher, su nombre ha aparecido por doquier en todas las listas de premios interpretativos de cine . Ayer, y como último acto antes de que previsiblemente eleve la estatuilla que le acreditará como la mejor actriz en la próxima gala de los Oscar, Meryl Streep recibió el Oso de Oro honorífico del Festival de Berlín.

Su retrato fílmico de La dama de Hierro ha encandilado a propios y extraños en la película que dirige Phyllida Lloyd (que ya la dirigió también en «Manmma Mía»). Ha defendido su personaje reconociendo que no guardaba «gran cercanía» con Margaret Thatcher, ha destacado la gran labor de caracterización, física y mental, a la que tenía que someterse antes de rodar y, sobre todo, ha realizado todo un alarde de interpretación, acrecentando aún más la impresión de que es una de las gran actrices de la historia del cine. Talento a puñados, simpatía sin igual y elegancia son marca de la casa de una actriz venerada por Hollywood como pocas.

Mérito nunca le han faltado, Meryl Streep es la actriz más nominada en los Oscar, con 17 candidaturas , seguida por Katharine Hepburn y Jack Nicholson con 12. Desde su primera nominación en 1979 por «El cazador», ha estado en la lista de las elegidas en 14 ocasiones para el galardón a la Mejor Actriz principal y 3 a la Mejor Actriz de Reparto. El codiciado Oscar ha pasado a sus vitrinas en dos ocasiones. Uno en 1979 como mejor actriz de reparto por «Kramer contra Kramer», y otro en 1982 como mejor actriz principal por su espeluznante interpretación en «La decisión de Sophie».

Este año también se alzó con el Globo de Oro por esta misma interpretación. En estos Premios también su currículum es inabarcable, con ocho triunfos de 26 nominaciones. También en los Premios BAFTA arrasa a su paso: dos estatuillas de 14 candidaturas. Otros Premios de relieve también enorgullecen su impresionante carrera: César Honorífico en París 2003 y el Premio Donostia en San Sebastián 2008