El PSOE se rompe en Andalucía
La presión de Griñán para aprobar unas listas sin partidarios de Rubalcaba lleva al líder socialista en Sevilla, Viera, a dimitir a mes y medio de las elecciones
José Antonio Viera cumplió ayer su amenaza y dimitió como secretario general del PSOE de Sevilla, dinamitando el partido en Andalucía a poco más de un mes y medio de unas elecciones autonómicas claves para su futuro y para la recuperación del socialismo en España. El día anterior, Viera, dirigente afín a Alfredo Pérez Rubalcaba, se negó a negociar con el entorno del presidente andaluz , José Antonio Griñán, —que apoyó extraoficialmente a Carme Chacón en el 38 Congreso Federal— para cerrar una lista integradora para las autonómicas. Por ello, advirtió de que presentaría una candidatura de consenso y que renunciaría al cargo si no era aceptada. Muchos vieron en su amenaza un órdago para tensar las negociaciones y que se incluyera en puestos de salida de la lista por Sevilla —que encabezará Griñán— a «críticos» afines a Rubalcaba.
Pero la advertencia iba en serio y se concretó ayer cuando las negociaciones entre la Ejecutiva regional y el entorno de Viera, retomadas por la mañana, se rompieron definitivamente. El dirigente anunció ante la plana mayor del PSOE sevillano, en un auditorio con numerosos dirigentes históricos que lo esperaban desde hacía más de una hora, que dimitía, ante la imposibilidad de lograr una lista de integración . Antes de renunciar, volvió a denunciar las «injerencias» de la Ejecutiva regional en este proceso, de las que su entorno hace responsable a Susana Díaz, secretaria de Organización del PSOE-A y el mayor apoyo que tenía Carme Chacón en Andalucía.
Viera, que se encontraba en una posición débil por el caso de los ERE de la Junta, aseguró que no iba a permitir «vetos» y añadió: « En qué estamos pensando, ¿en el día 25 —de marzo, fecha de las elecciones andaluzas— o el día 26? ». Y fue aún más duro, al aludir a que se estaba incluyendo a dirigentes en las listas en función de que hubieran cambiado «las condiciones personales o económicas de alguno».
De esta manera, el dirigente socialista hacía referencia a los movimientos que se han producido en el PSOE para «colocarse» ante una derrota electoral que vaticinan todas las encuestas. Esa lucha de poder es la que subyace bajo las sucesivas crisis que ha vivido el PSOE-A durante el proceso que desembocó en el Congreso Federal, y que ha terminado con la fractura total.
Pulso de poder
La pugna entre partidarios de Rubalcaba y Chacón ha sido sólo la superficie de un pulso soterrado por el control y el futuro del PSOE en Andalucía tras el 25-M, una lucha de dos modelos de entender el partido. De un lado, el de Griñán, Susana Díaz y su Ejecutiva; y de otro, el que hizo del PSOE-A una máquina electoral imbatible en manos de Manuel Chaves, Gaspar Zarrías y Luis Pizarro. Los críticos al presidente luchan por el segundo modelo y fueron los ganadores del Congreso, mientras que Griñán y Díaz acabaron tan vencidos como Chacón. El resultado dejaba a Griñán en una posición de debilidad interna y daba a los «críticos» una nueva legitimidad moral para negociar las candidaturas.
Al final, ha fallado la integración de partidarios de Rubalcaba ante la pretensión de la Ejecutiva regional de moldear un grupo parlamentario de afines a Griñán y Díaz. Estos, apuntan los «críticos», se han negado a reflejar la nueva realidad de poder surgida del 38 Congreso. Las nuevas fracturas abiertas por esta decisión se dejaron notar en el apoyo cosechado por algunas candidaturas en diversas provincias dominadas por la Ejecutiva regional, como Córdoba, que contó con el rechazo del 40% del comité provincial, o Málaga, que fue del 35%. Este hecho contrastó con la integración en Jaén —provincia en la que el «rubalcabista» Gaspar Zarrías es el presidente del partido— de varios «chaconistas» del entorno de Griñán, como la consejera Mar Moreno.
Revancha «chaconista»
Esa negativa a la integración terminó por dinamitar al PSOE de Sevilla. Lo que precipitó la dimisión de Viera, según apunta este sector, ha sido la negativa del entorno de Díaz a incluir en un puesto de salida a Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, uno de sus principales apoyos de Rubalcaba en Andalucía, en detrimento de uno de los suyos. Desde la Ejecutiva regional se niega la mayor y se aduce que la dimisión del dirigente sevillano se debió a que la lista no contaba con el apoyo de la mayoría de la Ejecutiva provincial, por lo que no le quedaba otra opción que dimitir.
Pero la marcha de Viera abre, además, un escenario aún más incierto para el PSOE-A. Según advirtió la presidenta del Comité de Garantías, Carmen Hermosín, la renuncia del secretario general comporta la disolución de todos los órganos, por lo que la Ejecutiva, o lo que quedaba de ella, no podía proponer ninguna lista tras la dimisión de Viera. En su lugar, había que esperar a que Ferraz designe hoy una Gestora y esta proponga una candidatura. Sin embargo, los partidarios de Díaz en la Ejecutiva provincial presentaron una lista —con tres «rubalcabistas» en puestos de salida»— que salió adelante con el 90% de los votos de los presentes y que los críticos, que no participaron en ella, consideran nula. Por ello, este sector miraba ayer a la sede madrileña de Ferraz a la espera de que el nuevo secretario general tomara cartas en el asunto, algo que no descartan.
Una lectura muy repetida por los críticos es que las listas han sido la revancha de los «chaconistas» tras el congreso o, mejor, una «bofetada» a Rubalcaba. Si el federal impugna la lista en Sevilla, qué le impediría hacerlo en las provincias donde no hay integración. Y aún más. Si Rubalcaba interviene, Griñán quedaría aún más deslegitimado y debilitado. Aunque lo peor para sus aspiraciones es que su figura ya ha quedado muy tocada al encabezar una lista cuestionada en una provincia fracturada, con un secretario general dimitido y con una gestora nombrada por Ferraz.
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