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El Ejército blinda con tanques el acceso al centro de Damasco

Las tropas de Bashar al-Assad mantienen el cerco a los barrios opositores, cuyas calles son ya territorio del Ejército Libre Sirio

El Ejército blinda con tanques el acceso al centro de Damasco AFP

mikel ayestaran

Una furgoneta repleta de ancianos, mujeres y niños cruza una de las calles de Arbin, distrito rural situado a diez kilómetros de Damasco. Los civiles huyen de los combates en los barrios del este que enfrentan a las fuerzas de seguridad sirias con el Ejército Libre Sirio (ELS), el heterogéneo brazo armado de la oposición . Los accesos los controla el Ejército, que mantiene acordonada la zona, y se pueden ver tanques y vehículos blindados en los principales puestos de control, algunos a menos de quince minutos en coche del centro de la capital. Mientras los ministros de Asuntos Exteriores de Francia y Reino Unido se preparan para respaldar la resolución de la Liga Árabe en el Consejo de Seguridad de la ONU en las próximas horas, en las calles de la capital se empieza a sentir muy cerca el peso de una revuelta seguida hasta ahora solo por televisión.

El hospital militar de Tishrin es el más cercano a la línea del frente y su director informa que en las últimas 24 horas han recibido 21 muertos y 46 heridos, «una situación horrible» , lamenta. Desde las plantas más altas del centro se divisan las columnas de humo elevándose sobre el cielo grisáceo de la periferia de la capital.

Al concluir la visita el funcionario del ministerio de Información se despide de los periodistas, aquí concluye su trabajo por hoy. No hay más que alejarse unos kilómetros para entrar en zona opositora. Las calles desiertas, el olor a goma quemada de las ruedas ardiendo en las barricadas y los grupos de ciudadanos en cada esquina mirando con desconfianza cada coche y echándose a correr cada vez que empiezan a silbar balas indican que uno ha cruzado la frontera invisible entre las dos sirias. «Los soldados y los tanques han salido de las calles, ahora nos vigilan desde afuera. En 48 horas hemos logrado echarles, pero si vuelven aquí nos encontrarán», asegura uno de los encapuchados que pide a los periodistas que le sigan por la zona para mostrar los efectos de la artillería en las casas del barrio. Poco a poco una nube de ciudadanos rodea a los recién llegados, todos quieren hablar, todos quieren contar su historia «para que se sepa la verdad», repiten mientras los mandos del ESL piden tranquilidad y reclaman que se disuelvan.

El estallido de la revuelta en la capital ha acelerado las vías diplomáticas. Rusia se ofrece como sede para un encuentro entre régimen y oposición que los primeros aceptan, y los segundos, representados por el Consejo Nacional Sirio (CNS) , rechazan de forma tajante porque «no hemos recibido ninguna oferta de ese tipo oficialmente y creo que, si tal oferta existe, no será más que un intento de influir al Consejo de Seguridad», declaró Abdel Baset Seda, miembro del comité ejecutivo del CNS, a Reuters.

La falta de diálogo a nivel político contrasta con el «pacto oficioso de no agresión alcanzado entre mandos del Ejército y el ELS por el que ellos se retiran a cambio de que dejemos de llevar armas en las calles. Somos una fuerza de defensa, no de ataque , nuestro objetivo es defender a los civiles que quieren manifestarse, no podemos permitir que se siga disparando sobre las manifestaciones», asegura uno de los encapuchados que denuncia las condiciones de vida en una zona con las comunicaciones cortadas, sin agua ni electricidad durante los últimos cinco días. Pactos de este tipo también están vigentes en localidades como Zabadani, a treinta kilómetros de la capital, pero los opositores saben que son frágiles y en cualquier momento se pueden romper debido a la tensión del momento y a la clara superioridad de las fuerzas del régimen.

Importancia de Damasco

En los rostros que no van tapados se advierte el terror en los ojos. Piden no ser fotografiados. Saben lo que ocurre en Homs, Hama e Idlib , admiten que el régimen no está empleando toda la fuerza —ni militar, ni de inteligencia— de la que dispone para aplastar la revuelta y saben que «nuestra protección es Damasco, no pueden hacer aquí lo mismo que en las otras ciudades porque eso podría hacerse levantar a los habitantes de la capital que hasta ahora han vivido de espaldas a todo lo que sacudía al país, aislados», admite un activista de Arbin que está orgulloso de la resistencia ofrecida en los últimos días.

Los militares usan este argumento de forma inversa y afirman que «si no nos empleamos a fondo es porque hay civiles en las casas y ellos los usan como escudos humanos. Nuestra única orden es proteger a los civiles», según el soldado del Ejército sirio Mohamed Bilal, de 27 años, y herido el domingo en el tobillo.Hay que moverse rápido. De fondo se escuchan disparos y explosiones. «Son los 'grupos armados', ellos están en la primera línea en Arbin», indica el responsable del ESL, que antes de hablar y dejarse fotografiar se tapa hasta los ojos. La diferencia matizada por los mandos del ELS entre ellos y los «grupos armados» haría alusión a la presencia de grupos islamistas que operarían de forma independiente.

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