El Macba y La Caixa, ante el espejo de Bilbao
Por primera vez las dos colecciones se exhiben de forma conjunta fuera de sus sedes. El Guggenheim bilbaíno ejerce de anfitrión
i. reyero
Dos cuerpos ajenos, que no extraños, hijos de un mismo tiempo, colocados frente a frente, desnudos ante el espejo de la Historia, descubriendo sus sinergias, sus puntos de encuentro y desencuentro, como dos gemelitos en el vientre materno. El Museo Guggenheim de Bilbao estrena temporada ... con la exposición «El espejo invertido» , resultado del acuerdo de colaboración firmado por la Fundación La Caixa y el MACBA en 2010, y que ha dado como resultado uno de los mejores fondos (5.500 piezas) de arte contemporáneo de nuestro país. En estas dos colecciones, por primera vez juntas fuera de sus sedes, ha buceado el comisario de la muestra, el conservador del Solomon R.Guggenheim Museum de Nueva York Álvaro Rodríguez Fominaya, quien ha ideado un recorrido por las corrientes artísticas más decisivas en el desarrollo de las artes visuales desde finales de los cuarenta hasta hoy.
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La muestra, distribuida temáticamente en seis salas, gira en torno a las conexiones y divergencias entre las dos colecciones, exponentes de movimientos significativos de los últimos sesenta años como Dau al Set, el grupo El Paso, la Escuela de Vancouver o la Escuela de Düsseldorf. En Bilbao se exponen cerca de un centenar de obras, entre fotografía, vídeo y escultura de gran formato, de más de cincuenta artistas internacionales, como Antoni Tapies, Sigmar Polke, Jeff Wall, Martha Rosler o Julian Schnabel.
Dau Al Set y El Paso
Arranca el paso en la sala circular de la tercera planta. Allí quedan confrontados los dos movimientos que renovaron el lenguaje artístico español tras la Guerra Civil: Dau Al Set –influidos por la estética surrealista, lo encabezan Joan Miró y Paul Klee- y El Paso, con Saura, Miralles, Chirino y Canogar bebiendo del informalismo.
Las salas clásicas se cuartean en tres espacios dedicados fundamentalmente a la fotografía de paisaje (Landschaft), procedentes de las escuelas de Vancouver y Düsseldorf. A partir de ahí, una tercera sección aborda el retrato y el autorretrato, otra hace examen del origen de la performance en los sesenta y en la de más allá inundan el espacio obras de dimensión monumental, con ejercicios de materiales pictóricos o no de Enzo Cucchi, Julian Schnabel y Sigmar Polke. Aquí hallamos la pieza que da nombre a la exposición: «La arquitectura del espejo», de Michelangelo Pistolleto. La guinda viene de la mano de conceptos como el «equilibrio, levedad y gravedad», que explora una serie de instalaciones de Damián Ortega, Gego o Tony Cragg.
En la rueda de prensa ofrecida esta mañana en Bilbao, Fominaya afirma haber buscado una «visión sintética» de las dos colecciones, dotándolas de un discurso coherente, a partir de las obras "más icónicas" pero sin entrar al «top 100», informa Efe. «El equilibrio que se da entre las dos colecciones ha sido algo natural, consecuencia de la selección misma de los temas», ha indicado Fominaya, quien ha destacado la interrelación del «contexto catalán y el internacional» que se percibe en la muestra, donde también hay «pequeños guiños» a la colección del Museo.
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