Los hosteleros pedirán a Rajoy que cumpla su promesa de revocar la ley

La Federación Española de Hostelería pedirá al nuevo presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que revoque la Ley antitabaco tal y como insinuó durante su campaña. «Vamos a insistirle porque es una promesa que hizo, y también la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría», señala el gerente de la Asociación de Hostelería vallisoletana, Óscar Zapico, para quien «España no debe ser una excepción en Europa» y actualmente solo cuatro países prohíben el tabaco en los bares. Zapico cree que la norma, cuya puesta en marcha acaba de cumplir un año, está contribuyendo a hundir un poco más al sector, de por si «ahogado» con la crisis. Así, muchos negocios familiares, que antes contaban con dos o tres empleados, se han visto obligados a prescindir de ellos para intentar mantenerse.

Luis Munilla, presidente de la Asociación Soriana de Hostelería, cifra en un 35 por ciento el recorte de la facturación en hostelería durante el último año, de lo que responsabiliza fundamentalmente a la Ley antitabaco. Munilla considera que la sociedad debería ser «un poco más justa» y siempre, «respetándonos los unos a los otros», pudiera haber establecimientos donde estuviera permitido fumar y otros que no. «Lo que no es normal es que podamos vender tabaco y no fumar». El hostelero recuerda además que muchos establecimientos han tenido este año que hacer sus «inversiones» en terrazas exteriores que, por ejemplo, en Soria «no van a ningún lado en invierno. Quien va a quedarse allí con tres grados bajo cero».

Sólo en la capital vallisoletana los bares y restaurantes solicitaron permisos para instalar 513 terrazas durante la pasada temporada estival, de las que 33 fueron nuevas y otras 482 fueron renovadas. Un número sensiblemente superior a 2009, cuando poco más de 200 hosteleros pidieron renovar sus licencias. Desde la Federación regional, Esteban Díez, cree que la normativa también ha tenido sus aspectos positivos, ya que ha favorecido la convivencia social en los establecimientos. «Ahora parece que se ven más familias», opina quien además cree que el verdadero «perjuicio» para los negocios estuvo en la inversión que tuvieron que hacer para acondicionar los espacios a fumadores y no fumadores, y que «finalmente no sirvió para nada».