¿Empieza el control sobre la ex caja?

¿VA por fin a haber un control sobre las ex cajas arruinadas e intervenidas? El Gobierno de Rajoy ha hecho un anuncio importante a este respecto. Quizás a algunos (o muchos) nos parezca insuficiente, pero es más de lo que se ha hecho hasta ahora. Este anuncio invita a reflexionar.

Algunos llevamos muchos meses denunciando el escándalo que supone que unos dirigentes tras arruinar unas cajas, cobraran cantidades astronómicas por su pésima gestión sin que nadie exigiera responsabilidades. En las antiguas cajas gallegas, para más «inri», los peores gestores (los de Caixa Galicia) han sido los que más han cobrado. No hay duda de que el escándalo de las retribuciones millonarias a los incompetentes gestores ha provocado una amplia indignación.

No es aceptable socialmente que se cierren oficinas, se «pre-jubilen» empleados, se tenga que pagar con dinero público la intervención de las cajas arruinadas… y los responsables del desastre sean premiados con millones de euros. Y tampoco resultaba aceptable para la ciudadanía que, ante este escándalo, los políticos mirasen para otro lado o se echasen la patata caliente unos a otros: el Gobierno de Rodríguez Zapatero; el Banco de España (dirigido por el socialista Fernández Ordóñez); la Xunta; el Parlamento y los Ayuntamientos gallegos que nombraban a los directivos de las cajas… Que yo sepa, la única iniciativa tomada en Galicia ha sido la del abogado coruñés Pablo Arangüena presentando una denuncia ante los tribunales.

El Gobierno de Rajoy no parecer querer mirar a otro lado y ha anunciado el 5 de enero que «solicitará al Banco de España un informe sobre las retribuciones de los directivos de las entidades financieras que han necesitado dinero público». Alguno dirá que se podía hacer más. Pero nadie negará que con esto el nuevo gobierno ya ha hecho más de lo que han hecho otros. Ahora, por primera vez, un organismo político va a estar obligado a pronunciarse. Y por escrito. El presidente del Banco de España tendrá que decir si estas retribuciones le parecían bien o mal. Si su criterio fue o no compartido por las autoridades autonómicas. Ha llegado el momento de que se acabe el silencio oficial en este repugnante asunto.

Puede que el informe del Banco de España nos regale un nuevo escándalo y justifique las retribuciones millonarias de los gestores que arruinaron las cajas. Pero si el informe declara que esas retribuciones no están justificadas, creo que habrá consecuencias. Los ciudadanos, exprimidos con impuestos para pagar esas retribuciones, lo exigen.