Del «bunga bunga» a las lentejas

La fama de gran comunicador de Silvio Berlusconi aparece hoy apagada por el tecnócrata Monti, calificado a veces de robot por su sobriedad, pero que se está revelando como hábil político y también con muy buenas dotes de comunicación. Los italianos han conocido los detalles de la fiesta de Nochevieja del tecnócrata primer ministro, su «Montiparty», a base de lentejas y salchichas. Es inevitable la comparación con la era de los festines organizados por Silvio Berlusconi con actrices, velinas y prostitutas, «cenas elegantes» también conocidas con la expresión «bunga bunga».

Un ex ministro del Gobierno del «Cavaliere», el senador Calderoli, de la separatista Liga Norte, ha pretendido echar fango sobre Mario Monti y, aprovechando la sensibilidad que existe ante el gasto público, acusó al profesor Monti de organizar una fiesta «abusiva y costosa» en el palacio Chigi, la residencia oficial del primer ministro. Y para mayor torpeza , añadió que, si la fiesta fuera confirmada, «me parecería evidente que Monti tendría que presentar inmediatamente la dimisión y pedir excusas al país y a los ciudadanos».

El primer ministro divulgó un comunicado con toque irónico en el que describe con detalle los gastos de la cena; menciona el hecho de que su esposa hizo la compra pagándola de su bolsillo, además de preparar y servir la cena, «evitando así emplear personal» esa noche, y enumera la presencia de los familiares: hijos, nietos y cuñado. En total, diez personas. Las diferencias entre Mario Monti y el ex primer ministro Berlusconi son profundas y conocidas por todos. Diferencias políticas y humanas.

Es evidente que mucho está cambiando Italia con la llegada de Monti al palacio Chigi. Pero su camino está lleno de obstáculos, y su futuro como primer ministro depende del apoyo de los partidos políticos, y en buena medida de su antecesor Berlusconi. De momento, con el país en recesión, solo un Gobierno técnico sin necesidad de tener que echar cuentas electorales puede realizar reformas y recortes. La pretensión de Monti es llegar hasta el final de la legislatura, en la primavera del 2013.

A buen seguro, cambiará el panorama político, pero Silvio Berlusconi, a sus 75 años, pretende seguir siendo protagonista destacado. Sorprende a estas alturas que un personaje como «Il Cavaliere», visto en Europa como una desgracia para la credibilidad de Italia y un peligro para la eurozona, aspire aún a volver al poder.

A quienes se preguntan cómo es posible que un alto porcentaje de italianos haya creído en los eslóganes de Berlusconi, sin darse cuenta de la realidad, Umberto Eco, el escritor italiano más leído en el mundo, quien en su condición de semiólogo ha indagado en la naturaleza de la mentira, responde que en el origen de todo está la televisión: «Berlusconi es un genio de la comunicación y ha encontrado interlocutores ideales: hombres y mujeres de edad avanzada, con bajo nivel de estudios y la costumbre de pasar muchas horas frente al televisor».