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Después de 39 años ciego, Ricardo Santini recupera la visión gracias al implante de un microchip en la retina. Un ojo biónico con el que ha podido ver a su hija

Volverte a ver roberto caccuri

ángel gómez fuentes

Parece una historia de ciencia ficción. El protagonista de la historia es Ricardo Santini, de 60 años, ciego desde hace casi 39 años. El día de Navidad pudo por fin ver por primera vez a su hija Elena, de 27 años, y sintió una emoción indescriptible: «Mis ojos se llenaron de lágrimas. Qué maravilloso regalo de Navidad». Santini, exfisioterapeuta y director de la Unión Italiana de Ciegos de Prato, cerca de Florencia, perdió a los 21 años la vista. Se quedó completamente ciego a causa de una retinitis pigmentosa, enfermedad genética que impide a la retina captar las imágenes para enviarlas a la corteza cerebral. Ahora Ricardo Santini está recuperando parcialmente la vista gracias a una operación quirúrgica única en el mundo, realizada por el doctor Stanislao Rizzo en el Hospital Universitario de Pisa.

Un equipo de médicos le implantó el 29 de octubre un microchip en la retina del ojo derecho: una minitelecámara computerizada, colocada sobre unas gafas especiales y conectada a un pequeño ordenador de un tamaño algo superior a una cajetilla de tabaco que Santini lleva en la cintura, transforma las imágenes en impulsos eléctricos y los envía mediante el nervio óptico a la corteza occipital cerebral, sede de la visión. En las seis semanas siguientes a la operación, el microchip de Ricardo Santini ha sido periódicamente estimulado para graduar el impulso eléctrico y lograr así el mejor resultado.

Ricardo Santini, hombre amable y de carácter fuerte, recuerda todas las emociones que ha sentido desde la operación y desde que el 9 de diciembre se colocó por primera vez las gafas y la minitelecámara: «Veo la luz en el techo, envuelta en una especie de velo claro, el blanco de las paredes, el reflejo de la luz en el suelo. Es una maravilla captar también la presencia de los cuadros como manchas».

De la obscuridad total, Ricardo Santini ha pasado a una vida en blanco y negro, aunque por ahora está envuelta en un velo blanco que con el tiempo desaparecerá. Por el momento solamente se le han activado 16 de los 60 electrodos del microchip. Por tanto, su campo visual es limitado, pero, según el doctor Rizzo, «en un par de meses el velo blanco desaparecerá, la visión de personas y objetos dentro de 1,5 metros será más nítida y la autonomía mayor». Santini podrá ver los obstáculos en su camino y mejorará mucho la calidad de su vida. Mientras tanto, se entrena cada día con sus gafas y microcámara durante seis horas, para que el cerebro se acostumbre a recibir y elaborar las imágenes.

El modelo de retina artificial implantado a Santini se llama Argus II. Está realizado en los laboratorios «Second Sight Medical Products» de California. Este ojo biónico parece un prototipo de ciencia ficción, como las gafas que llevaba uno de los protagonistas de la serie Star Trek. Funciona en personas mayores de edad que hayan conservado la vista hasta los seis años de edad. El doctor Rizzo asegura que «en 2016 estará listo el Argus II, modelo más sofisticado con centenares de electrodos, más píxeles y una definición mejor para reconocer las caras». Más allá del triunfo de la ciencia y de la tecnología, estarán siempre las historias de un «nuevo renacer», como refleja Santini al ver por primera vez la sombra de su hija Elena: «Nos abrazamos emocionados como niños. Después reímos, felices. Seguros de que esto es solo el inicio».

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