LA LUPA
La conselleira tenaz
Farjas ha afrontado con rigor y contundencia todos cuantos retos ha tenido que asumir en uno de los departamentos más complicados por tamaño y presupuesto
TENGO que confesar mi debilidad por Pilar Farjas. Menuda y firme, tenaz y sensata, mujer, pero no de cuota, la primera conselleira de Sanidad del Gobierno de Alberto Núñez Feijóo ha afrontado con rigor y contundencia todos cuantos retos ha tenido que asumir en uno de los departamentos más complicados de la administración por su tamaño y presupuesto pero, sobre todo, por la evidente trascendencia de sus decisiones en el sector que tiene más incidencia en el bienestar de los administrados.
Es evidente que en su gestión se han podido registrar errores, pero, pese a las campañas de la oposición —alguna con tintes de sectarismo religioso y otras simplemente difamatorias—, sus aciertos le han permitido legar una Sanidad gallega más avanzada, eficaz, austera y responsable que la que heredó del bipartito.
Desde el catálogo priorizado de medicamentos —la primera medida real de ahorro en fármacos implantada oficialmente en España— hasta la reducción de las listas de espera, su actuación ha resultado extremadamente beneficiosa para los intereses de los ciudadanos, al fin y al cabo el primer objetivo que hay que exigirle a un gobernante.
El nombramiento de Pilar Farjas como número dos del Ministerio de Sanidad que dirige Ana Mato garantiza un elevado nivel de profesionalidad y conocimientos en un ámbito que, por la trascendencia de sus funciones, no admite experimentos ideologizantes.
Desde Galicia supo convulsionar el sistema con decisiones tan arriesgadas como la elaboración de un listado de medicamentos pese a la oposición frontal de la ministra sectaria. Su solidez argumental obligó a la inoperante Leire Pajín a establecer un sistema global que permitiera adecuar la inasumible tarifa farmacéutica a los imprescindibles criterios de austeridad.
Su herencia se entiende mejor en la comparación con el fracaso de otros modelos: el medido ajuste realizado ha permitido modernizar la atención sanitaria y evitar los tijeretazos catalanes o las huelgas por falta de pago que se extienden por toda España.
Para bien de todos, sólo cabe desearle los mismos éxitos en la coordinación de la política sanitaria nacional que ha obtenido en la administración de la gallega.
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