Historia del Caballero Cobarde y otros relatos artúricos, de Victoria Cirlot

Y hay ciclos que pertenecen a todos, incluso a quienes no los han leído. Como el ciclo Artúrico. Porque la corte del Rey Arturo bebe de nuestro inconsciente colectivo... y también lo sacia. Rebuscamos en las grietas de la vieja Mesa Redonda y hallamos incrustadas nuestras contradicciones , o tal vez nuestra falta de sentido. Como si de allí surgiera nuestro indescifrable significado.

Quien conoce al detalle el mundo artúrico es Victoria Cirlot . La gran medievalista española no solo ha recorrido las grandes rutas del mapa mítico, no se cansa en las distancias del infinito mapa de los símbolos. La espada, la piedra, la Reina, la Carreta, el héroe, la caballerosidad, la nobleza, el amor cortés, la selva misteriosa de los húmedos bosques repletos de niebla y encantamientos.

Pero también conoce cada recodo, cada planta, cada laguna, cada huella en el camino, cada cicatriz sanada con los ungüentos de Morgana, cada guiño mágico de Merlín . Los nombres, las versiones, la sucesión de prodigios, los diálogos... todos los sentidos. Por eso el libro «Historia del Caballero Cobarde» que Victoria Cirlot nos presenta, es una delicia . Del inmenso tapiz que dibujan todas sus lecturas artúricas, Cirlot ha elegido unas hebras mágicas , pequeños relatos incrustados o perdidos en el dibujo general de los acontecimientos. Cuentos, como salidos de unas mil y una noches artúricas que resumen los mil sueños del universo que rodea Camelot.

En ellos está todo el sentido, el profundo significado, de un relato mayor. El tiempo del que manan nuestra cultura , nuestra poesía, nuestro sentido de la belleza y el amor, de la traición y de la porfía contra el mundo, de la justicia. El tiempo de los trovadores y las justas bajo la irisada mirada del Rey Arturo. El tiempo -quizá- en el que nacen nuestros traumas y nuestra mala conciencia.

Pero Victoria Cirlot lo presenta en pequeñas miniaturas, como los delicados dibujos de los libros de horas , ricos en sugerencias, mágicos en su colorido, dispuestos de tal forma que cambian para siempre nuestra apreciación de esta lectura, en lo pequeño, de uno de los mayores mundos míticos que inventaron los siglos. Si podemos pensar que todos los sueños vienen de él. Porque, ¿qué serían las obras de Shakespeare, o los mundos contenidos desde J. R. R. Tolkien a Italo Calvino o cualquier madeja que ate fuertemente a un personaje con sus sueños y deseos, con las maldiciones y los prodigios?