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Un tiburón en el balneario de los famosos

Horta-Osorio, máximo ejecutivo de Lloyds, ha derrotado al insomnio en la última clínica que trató a Amy Winehouse

Un tiburón en el balneario de los famosos

BORJA BERGARECHE

Los tranquilos jardines de la clínica psiquiátrica The Priory , al suroeste de Londres, llevan años sirviendo de montaña mágica para aliviar los sufrimientos del cuerpo, y del alma, a las celebrities británicas. Es la clínica donde se apartan del mundo los famosos que abusan de la vida, y las drogas. Con 90 habitaciones y a unos 2.200 euros la semana, por sus falsas paredes blancas medievales han paseado sus penas Kate Moss, Robbie Williams o el ex futbolista Paul Gascoigne .

En The Priory cogió fuerzas Amy Winehouse antes de su última gira europea, el pasado mes de junio. Durante varios días, la malograda cantante se dio cita en este conocido centro con el enésimo intento de quitarse del alcohol. Un mes después, tras pagar religiosamente una factura más por tratamientos que no servían para nada, murió en su cama de Camde.

Terapia de choque

La controvertida clínica ha sido noticia esta vez por una terapia con final feliz, por ahora. El máximo responsable del banco británico Lloyds, el portugués Antonio Horta-Osorio, sorprendía a primeros de noviembre a los mercados con el inédito anuncio de que se tomaba varias semanas de baja «por agotamiento por exceso de trabajo». La noticia de que a este tiburón de las finanzas de 47 años le había dado una pájara por estrés tumbó aún más la acción del banco. Lo que le ocurrió, como explicaba el propio ejecutivo hace unos días, es que dejó de dormir. «La semana anterior a la baja, dormía cada vez menos. Pedí al presidente si podía cogerme tres días libres porque quería descansar y dormir. Me tomé tres días y fui a Lisboa, pero no descansé. No pude dormir. No podía desconectar», asegura Horta-Osorio. Para cuando anunció que debía tomarse la baja médica, llevaba cinco noches sin pegar ojo. Sin juergas, ni coca ni metanfetamina.

Ante este cuadro, según se ha sabido estos días, el banquero portugués ingresó en la clínica The Priory. En el centro, durmió bajo vigilancia médica durante ocho días y sus ocho noches. Salió curado, dormilón incluso, entregado al sueño durante ocho horas y media los primeros días, hasta recobrar en la última semana su ritmo habitual: seis horas de sueño.

La clínica está especializada en «depresión, ansiedad, estrés postraumático, obsesiones compulsivas, esquizofrenia y todas las enfermedades psiquiátricas agudas». Pero este idílico complejo en la localidad de Roehampton (Surrey) es valorado por su clientela habitual por tratar todo aquello que no figura en los manuales. La cantante freak escocesa Susan Boyle, la estrella de la edición de 2009 del equivalente a «Operación Triunfo» en el Reino Unido, fue ingresada después de la final del concurso porque hablaba sola y llamaba por el móvil a su gato. «Me pidió el móvil de mi hija y me contó que tenía que llamar a su gato Pebbles varias veces a lo largo del día, o le echaría demasiado de menos», contó la madre de una de las bailarinas del programa.

La clínica pertenecía al Grupo Priory desde 1980, un emporio de medicina privada con 50 hospitales, colegios y residencias, y fue vendida por su último propietario, el Royal Bank of Scotland, el pasado mes de enero por más de un millón de euros. Una «máquina de hacer dinero», según psiquiatras críticos, que lo que ven como un negocio «gestionado como un McDonald’s», en palabras a un diario británico de Frank Fured, psiquiatra de la Asociación Británica de Psicoterapia.

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