Simeone, al banquillo eléctrico

«Está muy ilusionado y cree en este proyecto», señaló ayer Caminero, socio suyo en el centro del campo de aquel Atlético triunfal. « Diego es el entrenador ideal por su capacidad técnica y por su conocimiento del club, sabe de la exigencia de la afición y entiende, como nosotros, que el Atlético siempre tiene que estar en lo más alto. La tendencia del equipo no era buena y los resultados no han acompañado, por lo que era necesario un cambio. No hay un solo culpable. Por suerte o por desgracia, el entrenador es el máximo exponente de la plantilla, pero los jugadores y la dirección deportiva tenemos tanta culpa o más que él».

Simeone formó como jugador atlético en dos etapas (1994-97 y 2003-05), en las que se ganó el corazón de la parroquia del Manzanares, encantada con su brega y su compromiso. En su corta experiencia como entrenador ha tenido una vida intensa: debutó en 2006 con el Racing de Avellaneda, de Argentina. Un año después conquistó el Apertura al frente de Estudiantes de la Plata. Posteriormente dirigió a River Plate, con el que fue campeón del Clausura en 2008, pasando en 2009 a dirigir a San Lorenzo de Almagro, al que clasificó para la Copa Suramericana. En enero de 2011 dio el salto a Europa, salvando del descenso al Catania italiano. En junio firmó de nuevo por el Racing de Avellaneda, al que llevó al subcampeonato del Apertura. Será el vigésimo primer ex futbolista del Atlético que regrese como entrenador y el undécimo técnico de nacionalidad argentina para la entidad.