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Muere Christopher Hitchens, el hombre que quiso ser Orwell

El periodista y escritor, de 62 años, autor de «Dios no existe», reivindicó la disidencia como método intelectual

POR SERGI DORIA

Le habían diagnosticado cáncer de esófago y Christopher Hitchens publicaba sus memorias, «Hitch-22», que este año vieron la luz en español, editadas por Debate. Polémico ensayista y periodista, en publicaciones como «The Nation» y «The Guardian», Hitch había escrito un prólogo que sonaba a epitafio.

Lo abría con una cita de George Orwell, su modelo intelectual, a quien biografió en 2003 con «La victoria de Orwell» (Emecé). Trotskista en su juventud como el autor de «1984», Hitchens conservó dos principios del marxismo: la negación de la existencia de Dios y la autocrítica permanente. Librepensamiento y disidencia. El hombre que quiso ser Orwell arremetió contra los «ismos»: imperialismo, fascismo, estalinismo, pero también feminismo, islamismo, multiculturalismo y posmodernismo... Sólo salvó el ateísmo.

En su biografía orwelliana destacaba el compromiso con el lenguaje como compañero de la verdad frente a la neolengua —fascista o progresista— que enmascara la realidad o la banaliza en eufemismo políticamente correcto. Hitchens aprendió de Orwell que lo que el relativismo posmoderno despacha como «puntos de vista» no es importante. Lo que importa, escribió Hitchens en el año 2003, «no es lo que se piensa sino cómo se piensa».

Combate ideológico

Tal afirmación coronaba sus memorias, ya, de ultratumba: «Anunciar que uno ha aprendido a pensar por sí mismo puede parecer una conclusión poco excitante y, de todos modos, sólo tengo mi palabra para afirmar que me he enseñado a hacerlo... Siempre cuenta más cómo piensa la gente que lo que piensa».

Hitchens combatió por igual a absolutistas y relativistas que contemplaba como dos versiones del pensamiento totalitario. Excitante y apasionado, había pedido la imputación de Kissinger, se había manifestado contra la guerra del Vietnam y defendido la guerra de Irak; había fustigado a los ayatollahs iraníes y a los predicadores norteamericanos, ateo y antiabortista, fue detractor de la madre Teresa y se ensañó con los pecados «carnales» de Clinton...

Ironizaba con la palabra «defunción» que alguien deslizó en una foto parisina de 1979, donde aparecía con Martin Amis. La errata se hizó realidad tres décadas después... Hitchens intuía las reacciones ante su muerte. La debacle financiera global demostraba que la única certeza posible era la incertidumbre. O la muerte: «Cae la sombra», rezaba aquel verso de Eliot... Y Hitch lo citó en sus memorias.

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