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El juicio revela el caos contable de las empresas de Correa

Muchas facturas no tenían números correlativos, lo que impide el control fiscal

M. CONEJOS

M. CONEJOS

VALENCIA

El «modus operandi» de las empresas del grupo Correa en cuanto a la contabilidad se pusieron ayer de manifiesto durante la declaración de los dos únicos testigos en la jornada de ayer: Elena Rodríguez, empleada de Milano y Víctor Sanfelipe, encargado de Forever Young.

La primera testigo relató que en un inventario de finales de enero de 2006 figuran operaciones pendientes de cobro a nombre de Betoret (3.250 euros), Álvaro (2.400, 2.250 y 980), Camps (3.300 y 1.400), Campos (4.850), Costa (2.400) y Pedro García (3.550).

Sin embargo, no tuvo explicación para el hecho de que algunas de estas operaciones figuraran como pendientes en los inventarios de Milano hasta enero de 2007 pero con la referencia "Comunidad Valenciana. Es decir, se cambió el nombre del presunto deudor.

Además, Rodríguez —que ha estado cuatro días para poder declarar y mostró su comprensible disconformidad con esta situación— indicó que su jefe, el sastre José Tomás, quien en muchas ocasiones le decía a las cajeras el nombre que tenían que apuntar en los tickets.

En el caso de las prendas encargadas a medida el caos contable era mayor y parecía destinado a evadir al fisco, ya que la relación de las diferentes facturas no tenía números correlativos, como reconoció la empleada, sin saber el motivo.

La testigo nunca vio a Camps y Costa en la tienda, aunque sus compañeros le dijeron que había estado en e local en 2006. La empleada de Milano no pudo recordar si sus compañeros le dijeron si Camps había devuelto unos trajes, aunque así lo declaró en junio de 2009.

Por su parte, el segundo encargado de la tienda de Milano y posteriormente encargado de Forever Young, Víctor Sanfelipe, explicó que vio a Francisco Camps una vez en cada tienda y a Ricardo Costa en Forever Young.

Sanfelipe —quien reconoció mantener una buena relación con el principal testigo de la acusación, el sastre José Tomás—afirma que Álvaro Pérez tenía una cuenta a su nombre en Milano y encargaba ropa para él y para «Camps y Costa. No tengo duda». Según su testimonio, era Pablo Crespo quien «pagaba siempre».

Tomás les tomó medidas

Indicó que José Tomás fue a Valencia «a tomar medidas a estas personas» y a preguntas del letrado de Camps admitió la posibilidad de que se elaboraran facturas ficticias en las que no necesariamente aparecía la persona que había realizado la compra por indicación de José Tomás. Sanfelipe también certificó que, como dijo Camps en su declaración, había devuelto cuatro trajes puesto que «yo mismo los llevé a Milano cuando ya trabajaba en Forever Young».

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