Ignacio Diego: «Me quita el sueño cómo pagar las nóminas»
«Respondo al perfil de los nuevos líderes regionales que Rajoy ha elegido a su imagen»
MONTSERRAT LLUIS
Cantabria es la prueba del algodón. La demostración de que, entre dos detergentes, el consumidor no siempre elige el que más se anuncia en televisión, ni siquiera el que recomienda un simpático mayordomo que garantiza brillo rápido y sin esfuerzo. En la región de los ... sobaos y La Magdalena, la marca que arrasó el 22 de mayo fue la menos vista en los medios de comunicación, la que desde la oposición prometía asear las cuentas y desinfectarlas de todo activo tóxico, sí; pero con sacrificio y algo de tiempo, a fuerza de levantar alfombras, abrir cajones y tirar de la manta. Limpieza general.
El 46% de los cántabros compraron la oferta: Juan Ignacio Diego obtuvo en las autonómicas la primera mayoría absoluta de su comunidad en 28 años y, seis meses después, cuando algunos votantes aún no tienen claro si Diego es el nombre o el apellido de su presidente, ha vuelto a barrer a fondo de La Marina costera a los valles del sur: cuatro de cinco escaños. El PSOE del paisano Rubalcaba se llevó el 20-N solo el quinto diputado, mientras que Revilla se quedó con las anchoas pero sin billete al Parlamento de Madrid.
Presidente del PP regional desde 2004, el jefe del Ejecutivo cántabro se incluye entre los «nuevos» líderes autonómicos «elegidos por Rajoy a su imagen» y tiene claro el secreto de sus deslumbrantes resultados electorales: el Gobierno «no engaña»; airea los trapos sucios, pero, de seguido, los lava.
—Es de los presidentes menos conocidos en el conjunto de España. ¿A qué atribuye ese bajo perfil?
—A la falta de necesidad. Preciso ser conocido y apreciado por las políticas que hago en mi comunidad, pero, más allá de mi territorio, no ambiciono ni me hace falta mayor popularidad.
—Justo releva a uno de los políticos más famosos, Miguel Ángel Revilla.
—He manifestado muchas veces mi voluntad de parecerme lo menos posible a mi antecesor.
—Derrotar a un personaje con tanto tirón y presencia en los medios no habrá resultado fácil.
—Gané porque solo votaban los cántabros. Ellos sí me conocen y sí aprecian mis virtudes y las de mi equipo.
—En cualquier caso, ¿Revilla ha sido positivo o negativo para proyectar la imagen de Cantabria?
—No creo que le haya aportado nada, ni en positivo ni en negativo. Tantas veces como le dio algo bueno, los excesos le restaron valor. Ese tipo de liderazgos deja muy poco detrás de sí, salvo una carencia grave de gestión de un Gobierno que no lo era. Eran diez gobiernos, uno por consejería, con ausencia absoluta de líder.
—Parecía lo contrario: un presidente que eclipsaba a todo su equipo.
—Su partido es muy dependiente. Que tras dos derrotas graves no sea capaz de hacer autocrítica y que nadie desde dentro exija un análisis de futuro hace evidente que no existe tal partido.
—Usted sí ha cumplido, también el 20-N. En ninguna otra circunscripción con cinco diputados en juego se ha llevado cuatro un partido.
—Han influido una labor muy sólida del PP de Cantabria y una victoria contundente en las regionales, unida a la participación de Revilla como candidato. Ha ayudado a unos altos restos que nos han acercado al cuarto diputado. Sin él, probablemente no se habría logrado. Es la ironía de estas elecciones.
—¿Le ha felicitado Mariano Rajoy?
—Me ha felicitado por el deber cumplido y el nivel de éxito; y se ha felicitado él. En buena medida, Rajoy es responsable porque yo soy presidente del partido gracias a su confianza. Él lo recordó en su mitin de campaña en Santander. Dijo que el PP de Cantabria estuvo a su lado hasta en los momentos más difíciles y que yo era fruto de su mandato.
—¿Cómo le designó?
—Respondo al perfil de líderes regionales que hoy tiene el PP en la mayoría de territorios y que son un mérito más de los que han llevado a Rajoy a donde está ahora. Él nos ha designado un poco a su imagen. Desde Galicia, País Vasco, Aragón, Extremadura o Baleares... en todas las comunidades encontramos personas por las que Mariano ha apostado y nos ha dado la confianza.
—No necesitará regalarle anchoas, es un hombre de mar. ¿Para qué sirvieron las que llevó Revilla a Zapatero?
—Solo han servido para llenar la despensa de La Moncloa. Para nada más.
—Usted denuncia que Cantabria ha sido la región más afectada por los recortes de Zapatero.
—El perjuicio causado ha sido absolutamente generalizado. Cogiendo datos objetivos, es la comunidad peor tratada con mucha diferencia. Lo empezó siendo ya en el reparto de los fondos europeos de 2007-2013, y lo ha sido cuando se produjeron los recortes de la obra pública de Fomento. Y cuando existe un compromiso escrito de financiar Valdecilla y no se cumple. No se cuál es la causa, pero Zapatero y su Gobierno algo tienen contra Cantabria.
—Pero Rubalcaba es cántabro...
—Pero no ha ejercido. Y Elena Salgado ha sido diputada dos veces por Cantabria. Hemos tenido el privilegio de contar con dos vicepresidentes cántabros entre comillas y no ha servido para nada, sino todo lo contrario. Ha sido perjudicial.
—¿Lo ha recibido por fin Zapatero?
—Pues no. Y eso que le expliqué que no era a mí sino a Cantabria a la que debía recibir y que, como no podíamos ir los 580.000, yo acudiría en su representación. Aquí, el despistado socialismo regional, que nunca ha sido socialismo en esencia, decía que yo lamentaba mucho no poder hacerme una foto con el presidente de España. Como ha descrito usted y yo no niego, sino que asumo con absoluta naturalidad y sin preocupación, para mí no es una necesidad hacerme una foto.
«La verdad es muy dura»
—En campaña aseguró que Rajoy sí que cumplirá con la región.
—Tengo fe, confianza en Mariano Rajoy, creo en su capacidad de gestionar una situación notablemente difícil, de reorientar, optimizar y dar salida a muchos de los problemas y hacerlo con prontitud, decisión. Porque él los ha conocido desde la oposición y ahora sabrá enfocar sus soluciones desde el Gobierno.
—La oposición, sin embargo, dice que usted no pinta nada en Génova, que se limita a obedecer.
—Pues reconozco que colaboro con Rajoy en cuanto puedo para sacar a España adelante. Y tengo una responsabilidad que me han dado los cántabros por la que debo defender sus intereses.
—Destaca de él su sensatez.
—Si tuviera que personificar el sentido común, la sensatez, lo haría siempre en la persona de Mariano Rajoy. También destacaría su capacidad de conservar la independencia, no verse condicionado por nada ni nadie.
—Usted habló en su investidura de veinte charcos heredados de Revilla.
—Algunos son enormes embalses, mares interiores. En Cantabria se dijo que esto y aquella zona de Perú que se conoce como Jauja eran lo mismo, con la diferencia de que aquí se atan los perros con longanizas. Eso era mentira, y la gente necesitaba saber la verdad de unas políticas equivocadas.
—¿Cuál es esa verdad?
—La verdad es muy dura. Son facturas en el cajón. El Servicio Cántabro de Salud tiene con las empresas farmacéuticas la deuda porcentualmente mayor de España y una deuda con bancos que ha sido la que más ha crecido del país en los dos últimos años. Son unas políticas con total ausencia de planificación, desorden en la Administración y un crecimiento desproporcionado de empresas públicas.
—¿Es posible arreglar todo eso?
—Sí. Unos problemas al cien por cien, mientras en otros nos quedaremos a mitad. Pero haremos que dentro de cuatro años la situación de todos sea ostensiblemente mejor.
—¿A base de mucho sacrificio?
—Hemos hecho recortes que nos hubiera gustado no haber tenido que hacer. Aunque nunca en Sanidad, Educación ni Bienestar Social. Hemos empezado diciembre sin la certeza de poder pagar a tiempo las nóminas de los empleados públicos. Eso sí que es doloroso y quita horas de sueño.
«Dimitiré si no cumplo»
—También le critican su plan de rebajar de 39 a 35 el número de diputados de su Parlamento.
—Sí, sobre todo aquellos que no han sabido hacer otra cosa que despilfarrar el dinero público. ¿Por qué no recortar en el Parlamento si la Ley electoral de Cantabria lo permite? Entiendo que es razonable, y así lo propondré en enero en la Cámara.
—Se ha comprometido a dimitir si no cumple sus promesas.
—Si no cumplo determinados compromisos explícitos. Lo he dicho porque quiero transmitir confianza a los ciudadanos. Sabiendo que tenemos las ideas claras y una vocación de trabajo sin límite, el esfuerzo nos llevará a cumplir esos objetivos.
—También se ha comprometido a no quedarse más de ocho años. —Me gustaría conseguir que dentro de ocho años Cantabria esté en unas condiciones que me permitan salir de este despacho con la cabeza alta.
—Dejó su escaño en Madrid al ser elegido alcalde de Astillero y la alcaldía al proclamarse candidato a la presidencia. Dolores de Cospedal no ha hecho lo mismo.
—Porque no todos tenemos las mismas capacidades. Las mías son limitadas y por eso procuro centrarme en lo que me encomiendan quienes me dan la confianza y responder a ello. Sin embargo, Dolores de Cospedal es presidenta de Castilla-La Mancha porque así la han elegido los ciudadanos sabiendo que ya era secretaria general del PP.
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