Córdoba

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Mucho mirar y poco comprar

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Pese a que la Navidad está a la vuelta de la esquina, los ánimos se centran de momento en comparar precios y reservar la cartera

Día 11/12/2011

Descuelga un tres cuartos negro de paño y se lo prueba. Mira el precio. Se gira ante el espejo. Vuelve a echarle una ojeada a la etiqueta. Abrocha todos los botones y, de nuevo, otro vistazo a lo que le va a costar. Al final, lo deja sobre un montón de ropa revuelta. La escena protagonizada ayer por una veinteañera en Berska tuvo sus réplicas en otras firmas del Centro. Y es que, pese a registrar una gran afluencia de público, la mayoría de las tiendas no detectó un descenso abultado del género. Muchos entraban, pero pocos salían con bolsas en sus manos.

«Todavía no he visto nada que me guste, aunque tenía la idea de comprar ya algunos regalos, que luego pasa lo que pasa, lo dejas para el final y ya es cuando está todo lleno de gente», señaló María del Carmen Cerezo a la salida de Zara. «De todas formas, me ha dado tiempo de mirar algunas cosillas y de comparar precios. Ahora no es momento de tirar el dinero», añadió.

Un poco más adelante, frente a la tienda Pull & Bear, dos jóvenes se fumaban un cigarro esperando a sus compañeras. «Dicen que vienen más a mirar, pero yo no me fio. Seguro que se compran algo», comentaba uno de ellos con media sonrisa. «La mía ya se ha gastado 40 euros. Vamos a tener que irnos ya, que éstas nos arruinan», le contestaba su amigo.

Entrar y salir

Donde no se podía ni entrar era en la tienda Kiko Make Up, donde el público femenino disfrutaba de lo lindo probándose pinta labios y sombras de ojos, aunque la mayoría salía con las muñecas coloreadas de pruebas fallidas y las tarjetas intactas. «Todavía parece que no está demasiado animada la cosa. Esperemos que más adelante, cuando se acerquen las fiestas, aumenten las ventas», apuntó una de las dependientas.

La gente, en cambio, sí esperaba en fila india para hacer una compra, para muchos, obligada: la del décimo de lotería. Ante la administración de la plaza de Las Tendillas, los presentes invocaban a la suerte en voz alta. «¡A ver si nos toca, que buena falta nos hace! Todos los años compro, y mucha más. Éste voy a tener que recortar un poquito», dijo Lorenzo Funes mientras esperaba su turno en la cola.

La muchedumbre alegraba ayer su paso con atracciones callejeras, como la de una estatua humana, cubierta de tela blanca hecha jirones, que tenía a su alrededor a un grupo de críos embobados; o la marioneta de Louis Armstrong ante la puerta de la iglesia de San Felipe, que apareció acompañada de un coro gospel de marionetas.

«Creo que la gente ha aprovechado para subir al Centro y pasear. Traer a los niños a los cacharritos y tomarse algo en una terraza porque no hace mucho frío, pero todavía no ha llegado el momento de comprar como locos. Ya verá cuando empiecen las rebajas», señaló Lola, que paseaba con su hija y sus tres yorkshire por Gondomar.

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