—¿En qué situación se encuentra el sector cooperativo agrario cordobés?
—Bastante crítica. La situación en sectores tan importantes como el ganadero o el aceitero es mala porque apenas hay rentabilidad. En el caso olivarero, incluso hay agricultores que se están planteando seriamente recoger o no las aceitunas por falta de margen de beneficios.
—¿Es la crisis actual de los precios el principal problema?
—Sí. Un claro ejemplo es el aceite de oliva. La activación del almacenamiento privado que aprobó la UE hace dos meses ha sido un desastre en cuanto a los resultados cosechados. No tiene sentido que los precios mínimos a partir de los que se fija este mecanismo sigan sin actualizarse; los vigentes datan de los 90.
—¿Cuáles son sus perspectivas para 2012?
—Toda la sociedad está metida en un pozo, pero quiero apostar por el optimismo. Es verdad que es la crisis más dura que nunca he vivido, pero confío en que, si la economía repunta en otros países, aquí se notará mejoría.
—Las administraciones abogan por las fusiones de cooperativas para tener más poder en las negociaciones de los precios. ¿Por qué no se aceleran estos procesos?
—Somos íberos, un pueblo que se caracterizaba por que cada tribu iba por libre. Hay mucho miedo a esos procesos de fusión por los cambios organizativos. Tal vez sería necesario apostar por fórmulas de colaboración entre cooperativas sin que eso suponga la desaparición de algunas de ellas. No obstante, todo este tipo de procesos es muy complicado.
—¿Se podría retomar el proyecto de crear un gran grupo cooperativo andaluz de la mano de Covap y Hojiblanca?
—Tengo constancia de que las conversaciones entre ambos continúa, pero hay que reconocer que es muy difícil. Cada cooperativa tiene su idiosincrasia y nadie quiere perder su identidad.
—¿Hay temor en el sector por la nueva propuesta de la Política Agraria Común?
—Hay mucho miedo porque podemos perder mucho en Andalucía. Nos gustaría seguir tal y como estamos. No entendemos que Bruselas realice esta propuesta cuando el pago único está funcionando.
—¿Cree posible que se pueda cambiar esa propuesta durante las negociaciones entre los países?
—Hemos perdido mucho tiempo, pero sí espero que pueda cambiarse esa propuesta porque está claro que no hay ningún país contento con la misma. Espero que el nuevo Gobierno pueda influir.
—¿Cree que Covap saldrá reforzada tras los último acontecimientos ocurridos con su ex director general, Miguel Ángel Díaz Yubero?
—Depende del nuevo director general que se ha fichado (José María Vara Izquierdo), pero confío en que estará a la altura. Esto no quiere decir que la anterior directiva no actuase bien, pero sí considero que todo es mejorable. Creo que la herida sufrida por la cooperativa no es mortal, ya que todo el problema se reduce a que una persona de la empresa se atribuyó poderes que no le correspondían. Covap tiene suficiente capacidad de reacción ante esta situación.
