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Cuento de Navidad en el Museo ABC

El centro dedica sendas exposicionesa Blancanieves (versión libre de Ana Juan) y el dibujo animado japonés

Cuento de Navidad en el Museo ABC abc

NATIVIDAD PULIDO

Blancanieves y el manga pasan estas Navidades en el Museo ABC . La valenciana Ana Juan (premio Nacional de Ilustración en 2010 y colaboradora de prestigiosas publicaciones como « The New Yorker ») adaptó libremente el cuento de los hermanos Grimm en 2001. Nació «Snowhite». El año pasado fundó con Manolo Gordillo la editorial No Time, cuyo primer proyecto es «La caja secreta de Snowhite» —una edición limitada de 75 ejemplares que contiene un cuaderno de bocetos y objetos personales de la pequeña Blancanieves salidos de la fértil imaginación de Ana Juan—. Todo ello ha constituido el germen de la exquisita exposición que puede verse en la planta baja del Museo ABC (Amaniel, 29-31, hasta el 15 de enero). Blancanieves, que protagoniza varias versiones cinematográficas en España y Hollywood, salta de las páginas del cuento al museo y cobra vida en un montaje lúdico e interactivo no solo apto para niños, en un atmósfera intimista, donde los siete enanitos cuelgan del techo cual marionetas que podemos mover a nuestro antojo, la madrastra nos persigue con su amenazante mirada desde un espejo y hasta es posible toparnos con el fantasma de la madre de Blancanieves pululando por el impresionante castillo que preside la sala. Encerrados en unas cajas, los preciosos dibujos de Ana Juan en tres dimensiones.

Una historia de soledades

Nos cuenta la ilustradora que su primer contacto con el cuento fue de niña a través de la película de Disney. «No es una heroína; es una mujer pasiva, incapaz de conducir su propio destino. Huye, se deja llevar... Es una historia de soledades ». Y de miedos, porque este cuento relata una historia bastante cruel, poblada por personajes viles, déspotas...

Muy alejados de ellos, otros extraños personajes se han instalado en la primera planta del museo. Son los dibujos animados japoneses, una explosión kitsch de color. Organizada por el Museo ABC , en colaboración con Japan Foundation y Casa Asia, la exposición (abierta hasta el 8 de enero) nos acerca a un curioso fenómeno: la fascinación que siente la sociedad nipona por el anime, el manga... las mascotas en suma. Allí, todos —niños, mayores, ancianos— tienen la suya. Hasta la policía, nos cuentan. Rostros tan conocidos como Pokémon o Hello Kitty —una auténtica diosa en el país del sol naciente— conviven con otros desconocidos para nosotros, pero que arrasan en Japón: Rilakkuma o Haruhi Suzumiya. En la muestra se recrea la edulcorada habitación de una adolescente japonesa. Rosa que te quiero rosa. Nos explican que este fenómeno no es algo infantiloide, como podríamos pensar, sino que está relacionado con la cultura popular, la estética y hasta la religión. Es reflejo de la incomunicación que rige la sociedad japonesa: se crean lazos emocionales con sus mascotas, que sustituyen a familiares y amigos.

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