teatro
Apuntes románticos
Paseo Romántico
No hay duda de que el siglo XIX español es un periodo apasionante, como subraya el subtítulo de esta propuesta con una palabra clave en el universo romántico: «La pasión española del siglo XIX». Y no hay duda de que intuirlo, estimula a saber más: ¿Qué raíces tiene nuestro mundo actual en el romanticismo?, ¿es la nuestra una época convulsa y contradictoria como aquella?, ¿qué hay en nuestra idiosincrasia de los románticos?, ¿qué es la pasión romántica? Ya a finales del siglo XIX, el modernista Rubén Darío escribiría sobre ello: «Románticos somos... ¿Quién que Es, no es romántico?»
«Pasión romántica», concebida como lectura dramatizada, es una excursión didáctica de hora y media, por una selección de textos de románticos españoles, salpicada de coplas populares y apuntes históricos, además de las referencias a la crónica rosa de la época, con los amoríos de Isabel II. Con dramaturgia leve y escenografía sencilla (cuatro atriles, sillas y mesitas), iluminación sobria y un músico de guitarra, los cuatro actores (ellos, de frac; ella, de vestido rojo), leen los textos (de interés desigual) con suave dramatización, según el orden previsto: periodismo y ensayo (la ironía de Fígaro sobre las convenciones sociales y la ignorancia de quien aspira a ser artista sin formarse, no han caducado); teatro romántico; epistolario (destaca la denuncia de Rosalía de Castro sobre las suspicacias que despierta en su entorno la mujer escritora), rimas de Bécquer; poesía fantástica, orientalista y popular, crónica histórica y poesía política y social.
Como he escrito antes, predomina la lectura dramatizada; sin embargo, los momentos de más fuerza, en los que crece el interés del público, son los interpretativos, cuando los actores se liberan de atriles y papeles; es el caso de las escenas entre don Juan (Marcial Álvarez) y don Luis (José Luis Patiño), haciendo recuento de conquistas y duelos; la escena del sofá entre don Juan y doña Inés (Blanca Portillo) y la escena final sobre «El día de difuntos de 1836» de Larra, por José Coronado.
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