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El Madrid se da un festín

Gana al Efes de la mano de un gran Carroll y se evita problemas dentro de un grupo complicado

El Madrid se da un festín AFP

EMILIO V. ESCUDERO

Volver a disfrutar. Ese era el lema de Laso cuando tomó las riendas del Real Madrid. Sin tener en cuenta los nombres, más allá de los «Rudys» e «Ibakas» de turno, quería devolver la ilusión a una afición demasiado acostumbrada a los rapapolvos en los últimos años. Antes de los resultados, había que enganchar a la gente. Basket espectáculo como medicina contra las decepciones. Con esa filosofía empezó la temporada y, un par de meses después, tras los primeros problemas —dos derrotas consecutivas en la Euroliga— sigue siendo la misma. [Narración y estadísticas]

Ante el Efes el equipo salió a reírse con el balón. Acariciar la bola, con velocidad. Sin miedo al fallo. Y en ese decorado, Sergio Rodríguez es único. Sin la presión que le atenazaba el año pasado, el base canario está empezando a demostrar de lo que es capaz. Solista en el puesto de base puro del equipo, eso, poco a poco, se está imponiendo. Él fue el encargado de cargar las balas para que Carroll ejecutara a un Efes aún en construcción.

El ex del Gran Canaria, el más certero desde la línea de tres de la Euroliga, se exhibió en el lanzamiento. Una constante que, por inusual en los últimos tiempos, tiene encantada a la afición blanca. La Caja le aplaudió más que a ninguno. Bautismo blanco. Ya lo tuvo el año pasado Carlos Suárez , al que la alegría se le fue apagando al contacto con Messina. Aquella timidez, la misma que demostró durante el verano con la selección, está olvidada, como ha dejado patente su completísimo partido de este jueves.

Llegaba el Madrid dispuesto a sufrir en la zona ante un juego interior turco que daba miedo. Ilyasova, Savanovic y Barac , tres excelentes jugadores con pasado ACB, que amenazaban la zona blanca. Paradójicamente, la pintura se convirtió en el aliado blanco, y por ahí se fraguó la primera ventaja del Madrid (50-36, min. 20). Tuvo que salir Carroll, para que llegara la primera canasta blanca lejos del aro. Ese triple obligó al conjunto turco a diversificar su defensa, lo que multiplicó los problemas y acabó por descoser su débil resistencia para dejar el triunfo en Madrid.

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