Hazte premium Hazte premium

Soluciones con conocimiento de causa

Diez ex ministros de la democracia española detallan los pasos que tendrá que dar el Gobierno para recuperar la confianza

Soluciones con conocimiento de causa eduardo revaldería

por susana alcelay maría jesús pérez

España no atraviesa por uno de sus mejores momentos. Con su solvencia cuestionada, más que nunca vulnerable al catastrófico entorno europeo, con una tasa de paro explosiva, cercana al 22%, más de cinco millones de parados y un más que seguro incumplimiento del objetivo de déficit público a cierre de ejercicio (6% del PIB), las soluciones urgen más que nunca. Nuestro país no está en zona de rescate como Italia, pero no logra salir de la zona de riesgo bajo el influjo de economías vecinas que han puesto a Europa al borde del abismo. A nuestro favor juega la expectativa de un futuro gobierno fuerte, comprometido con los ajustes y reformas, porque si la realidad defrauda, el futuro podría ser todavía más incierto.

Pero...¿qué hacer en España tras las elecciones del 20 de noviembre? ¿Por dónde empezar? ¿Cómo animar la creación de empleo? ¿Dónde recortar gasto público? ¿Cómo revitalizar el tejido empresarial? Muchas son las incógnitas para una legislatura que se antoja más que difícil para el nuevo gobierno que salga de las urnas por los ajustes que tendrá que realizar para cumplir con todos los deberes que, a buen seguro, llegarán por correo urgente desde el mismísimo corazón de Bruselas.

Diez ex ministros de la democracia detallan a Empresa los firmes pasos que tendrá que dar el nuevo gobierno tras el 20-N para recuperar la confianza perdida en la economía española. Lamo de Espinosa, Cosculluela, Arenas, Pimentel, Aparicio, Piqué, Montoro, Elvira Rodríguez, Caldera, Corbacho. Todos, cada uno con sus detalles y puntualizaciones, coinciden en una cosa: reformas y reformas.

Los ministros de la democracia dan sus soluciones

«Es necesario generar confianza en los mercados, que la marca “España” sea algo en lo que confiar», afirma Jaime Lamo de Espinosa, ministro de Agricultura en el Gobierno de Aldolfo Suárez. Para dar un paso más y reclamar una reforma del mercado de trabajo y reformas de las administraciones autonómicas, que también pide Javiér Sáenz de Cosculluela, titular de Infraestructuras con Felipe González.

Todos los ministros de la era Aznar lo tienen más que claro: hay que avanzar en la consolidación fiscal y emprender sin demora las reformas estructurales que necesita España para comenzar a crecer y crear de nuevo puestos de trabajo. Lo más urgente, coinciden, es una reforma laboral que agilice la contratación y cambios en la negociación colectiva que potencien los convenios de empresa. Música que no quieren ni oír los ex ministros del Gobierno de Zapatero. Ambos, creen que no está el milagro en las reformas laborales, sino en un cambio de modelo productivo.

Jaime Lamo de Espinosa (1978-1981)

«Generar confianza, que la marca España sea algo en qué confiar»

Es necesario «generar confianza en los mercados, que la marca “España” sea algo en qué confiar. Para ello es necesario: 1) nueva reforma del mercado de trabajo —la aprobada por el Gobierno de Zapatero para nada sirve— que apueste por la creación de nuevos empleos sobre todo para los más jóvenes, 2) supresión de todas las fórmulas de apoyo que mitigan el incentivo al trabajo, 3) reforma profunda de las administraciones autonómicas, actuando sobre el empleo, la racionalidad de los procesos administrativos y la duplicación de competencias , 4) vuelta al «mercado único» en el seno de la Unión Europea con eliminación de los diecisiete submercados nacionales hoy existentes; 5) implantar sistemas de gestión administrativa basados en una austeridad a ultranza y en el control previo del gasto público (la intervención previa debe volver), 6) realizar los ajustes fiscales que sean necesarios —y muchos lo son— actuando en contra del gasto no productivo, nunca contra el gasto productivo, pues esto hace crecer el paro y minora el potencial crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB), etc. Por concretar las propuestas ahí van algunas: reconducir el gasto público a la senda de los ingresos; recortar con «tijeras de acero» en el gasto corriente todo aquello que suponga despilfarro y hay mucho de eso en las comunidades autónomas, ayuntamientos y Gobierno; reconstruir las partidas de obra civil en transportes y obras hidráulicas para incentivar el empleo; elevar los impuestos especiales en materia de hidrocarburos y tabaco; retocar algo el Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA); etc.

Javier Sáenz de Cosculluela

«Es necesario ralentizar suavemente el calendario de ajustes»

Antes de exponer muy sucintamente algunas medidas que desde el sector de las empresas medianas de obra pública cabe proponer en las actuales circunstancias, es necesario suscitar una cuestión de metodología: ningún gobierno monocolor va a estar en condiciones de abordar los tremendos ajustes y correcciones que hay que hacer en nuestro sistema jurídico, económico e institucional para abordar la crisis económica. Para esa tarea tan ardua se impone demandar el acuerdo de los grandes partidos. Lo ha habido en materia de lucha antiterrorista y debe haberlo ahora ante la tremenda emergencia que padecemos. Unidad para convocarnos con el mismo objetivo a todos los españoles, que sabremos corresponder en beneficio común.

Es hora de exigir a la Comunidad Europea más coherencia con el proyecto que nos llevó a todos a asumir nuestra integración. Es preciso ralentizar suavemente el calendario de ajustes para no ahogar la capacidad de generar empleo, y otra medida esencial serían los eurobonos para inversión productiva que contribuirían a aliviar la presión del mercado.

Mención especial ha de darse a la necesidad de revisar el sistema de gasto. Reconozcamos que el estado autonómico ofrece perfiles preocupantes; que todas las administraciones deben reducir gastos innecesarios, pero sin recurrir a cortar la inversión productiva, generadora de actividad y empleo. Hay que buscar posibilidades de ahorro y sabemos dónde hacerlo sin mengua del bienestar social. Las medidas deben permitir la inversión productiva, aunque sea moderada. Y en algún momento habrá que hablar de ingresos.

Javier Arenas

«Las reformas, las aliadas contra la crisis»

En España se ha perdido un tiempo precioso contra la crisis económica y del empleo. Distingo entre las dos porque mientras la economía ha sido común a todas las naciones de nuestro entorno, la del empleo está teniendo en nuestro país unas características específicas muy dramáticas: cinco millones de parados, 1,2 millones en Andalucía. Nuestro desempleo es el más alto de la Unión. Eso significa que países como Italia o Grecia, muy zarandeados por la crisis, tienen menos paro que España. Ese hecho carga de razones nuestras críticas al Gobierno socialista por su ceguera, desidia o cálculos electoralistas a la hora de emprender las reformas, al menos para detener la sangría del empleo urgían nada más aparecer en el horizonte la punta del iceberg de la crisis.

La primera reforma es la laboral. La realizada, improvisando y sin creer en ella, no ha servido para cortar la sangría del empleo: desde que se aplica hay 332.000 parados más. La reforma que propone el PP pasa por simplificar los contratos, más flexibilidad para las empresas y estabilidad para los trabajadores. El apoyo a las empresas hoy es imprescindible; necesitan acceder al crédito, copado por el sector público. Y otra medida fundamental para nuestras empresas, la unidad de mercado.

Otra reforma ineludible es la de la Administración. Hay que acabar con duplicidades, burocracias monstruosas o la politización de competencias públicas, que deben estar siempre en manos de funcionarios.

Manuel Pimentel

«Confianza y tomar medidas de inmediatos»

La calamitosa situación social y económica no admite demoras. El nuevo gobierno, previsiblemente del PP y con holgada mayoría, tendrá que ponerse al frente de una nave que hace aguas. La primera decisión de Rajoy deberá ser la elección de un gobierno de personas experimentadas y capaces que inspiren confianza y puedan comenzar a tomar medidas de inmediato. Los ministros deben llegar con su aprendizaje puesto. Este gobierno tendrá que actuar en varios frentes. En Europa debemos reconquistar el protagonismo y capacidad de influencia que perdida. Nuestra recuperación pasa por la previa estabilización de la crisis financiera y de deuda europea, y nuestra voz y nuestros legítimos intereses deben ser escuchados. El futuro debe conjugarse en el corazón del euro. El gobierno debe garantizar el equilibrio presupuestario y el control del déficit. Para ello tendrá que recuperar capacidad jurídica para poder embridar los déficits autonómicos y locales. El PSOE deberá apoyar las reformas jurídicas necesarias. Pero las medidas de ajuste, por sí solas, podrían deprimir más nuestra economía. Por eso, deberán acompañarse con medidas de estímulo y con reformas —mercado de trabajo, energía, finanzas…— que permitan recuperar la competitividad, factor clave para la creación de empleo.

Las políticas de recorte presupuestario deben afectar los gastos ociosos y redundantes tan frecuentes, por desgracia, para conseguir garantizar los servicios públicos esenciales como la educación y la sanidad.

Josep Piqué

«Más ajustes y reformas estructurales»

El nuevo Gobierno que salga de las urnas el 20-N, tendrá una tarea de titanes. Será muy importante lo que haga en los primeros cien días y de esos cien días será muy importante el primero, el debate de investidura, en el que el presidente del Gobierno deberá explicar a los españoles qué hacer. Y para que tenga consistencia y credibilidad hacerlo con un equipo que inspire confianza. Soy partidario de que sea un Gobierno sólido, reconocible, con experiencia internacional, sensible a la economía, que entienda que el juego se juega en Europa y, por decirlo, de forma coloquial , que no haya que buscar nombres en la Wikipedia, que cuando veamos al nuevo gabinete nos inspire confianza. Nos han costado mucho los procesos de aprendizaje de nuestros políticos y no nos podemos permitir el juego de que aprendan mientras gobiernan. El paso siguiente es proseguir con el esfuerzo de consolidación fiscal y poner en marcha las reformas necesarias para que la economía vuelva a crecer y crear empleo. El inmovilismo en el mercado de trabajo es pésimo y no hablo del coste del despido, sino de la contratación, su simplificación y de la descentralización de la negociación colectiva , abordar una regulación de las condiciones de trabajo y de los salarios más acordes con la productividad y con los resultados empresariales que con la inflación... El nuevo gobierno tiene que atreverse a abordar todos estos temas rápidamente, además de completar la reestructuración del sistema financiero para recuperar el crédito.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación