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fragua histórica

Galicia, veintitrés escaños

El cálculo prioritario es cuántos escaños perderá el PSOE gallego; el secundario es si llegará el turno al relevo interno, el de Pachi Vázquez por José Blanco

abel veiga

ESPADAS en todo lo alto. Mayo cimbrea el horizonte con el éxito electoral de los populares de Feijóo. Bloque y socialistas calculan, hacen números y buscan el desgaste del gobierno de la Xunta anclándose en dos ámbitos, paro y recortes sociales.

Cifras de paro en Galicia preocupantes, pero cuando la deriva nos arrastra a una ciénaga que supera ya, si tenemos en cuenta las cifras estacionales, los cinco millones a nivel estatal, con comunidades que superan ya el 30 % de paro, no lo son tanto.

Arrojan también a la palestra lo más intrínsecamente social, que no patrimonio de la izquierda, los recortes en el estado de bienestar, en lo público. No mentan ni una palabra el recorte que hizo el gobierno socialista en mayo de 2010, tampoco lo que, unos y otros, harán después del 20 de noviembre.

El guión es el que es y la partitura viene escrita desde Berlín. Pero en época electoral, a punto de iniciarse en Galicia, feudo seguro para Rajoy y en el que apuestan a ganar un diputado por provincia, la munición de escaso calibre se centrará en estas dos líneas de actuación.

El presidente de la Xunta puede marcarse una nueva y exitosa reválida. Se trata también de pedagogía en la austeridad y en el rigor de actuación. Es evidente también que se han cometido errores, pero hay aciertos, hay gestión desde unos recursos y unos presupuestos escasos, reducidos, y desde las negativas de Moncloa y sus ministerios a todo diálogo de futuro hacia Santiago. Esto también lo saben los ciudadanos. Y el 20 de noviembre muchas cosas aflorarán a la hora de votar.

La fábrica volátil de los discursos prefabricados y estudiados al milímetro, con ideas de pocas palabras y frases impactantes ya no atrapa al electorado.

Este es conocedor de lo que hay y de lo que no ha sido y ejercerá su voto. Los socialistas no sólo sufrirán un revés histórico y dramático a nivel nacional, máxime teniendo en cuenta el resultado de marzo de 2008, a escasos seis escaños de la mayoría absoluta, se dejarán en el camino la friolera de cincuenta escaños. Arriba o abajo.

¿Cuántos perderán en Galicia? Ese es el cálculo prioritario, el secundario es si llegará el turno al relevo interno, el de Pachi Vázquez por José Blanco, caída la égida ascendente y tocado anímica y socialmente por las declaraciones del empresario encarcelado.

¿Podrán retener los socialistas gallegos sus diez escaños al congreso? ¿Serán capaces los populares que gestionan desde la austeridad, el rigor y en algunos casos alguna incertidumbre, de sumar tres o cuatro escaños a los once de 2008? Y, ¿retendrá el Bloque, más dividido internamente de lo que trasciende, los dos, o en su caso, al menos un escaño? Parece más fácil que el Bloque retenga que el que los socialistas lo hagan. Amén de un trasvase de ciertos votos del segundo al primero, también habrá de los socialistas hacia los populares.

Después del 20 de noviembre cambiarán muchas cosas. Y harían bien los socialistas en hacer una autocrítica interna e ideológica de cara al presente inmediato y el futuro mediato, que no es sino el horizonte de la primavera de 2013, cuando haya elecciones de nuevo en Galicia.

Cuanto más tarden mayor será la desafección, la pérdida de apoyo social y la dificultad de incorporar nuevas caras, nuevas formas, mejores discursos y un programa real y alternativo. Nada parará el ascenso en votos de los populares, que se harán sin muchas dificultades con las dos o casi las dos terceras partes de los escaños.

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